My mind lies [◇] YeonGyu.

7 | With you.

| Contigo.

— YeonJun, por favor. Ábreme la puerta —pedí.

Sabía muy bien que mis lágrimas no dejaban de salir así como la voz se me oía algo dificultosa, en ella se notaba que lloraba. Un escalofrío me recorría todo el cuerpo, era una sensación inexplicable la que sentía al saber que YeonJun estaba allí de aquella manera, maltratado, pero a partir de ahora yo le cuidaría.

— BeomGyu... —lo oí sollozar, también como el seguro de la puerta era quitado.

Trague saliva para abrir aquella puerta, mis manos temblaban al verlo allí. Respiré hondo, tenía ganas de echarme a llorar, pero debía de ser fuerte por él, ¿cómo se sentiría si me quiebro frente a él? estaría aceptando lo mal que está, YeonJun no necesita eso.

Su piel pálida estaba de un color diferente, podría decirse que amarillenta, por un momento tuve miedo porque podría estar desarrollando una anemia si no ha comido bien y lo suficiente. Habían marcas de golpes en su torso y muslos, tenía dedos marcados en los brazos así como en el cuello, ni hablar de sus muñecas y tobillos, luego estaba su rostro: lucía como si no hubiese dormido bien en días. Es increíble el deterioro que puede tener una persona en un horrible lugar como éste. Quizás TaeHyung sabía lo que yo vería aquí; por eso no quería que consiguiera un turno.

— Ven aquí, amor —pedí abriendo mis brazos, invitándolo a que se refugiara en ellos.

Él sin pensarlo mucho lo hizo apretándome con fuerza; tanto que sus uñas me lastimaban la espalda, cuando menos lo pensé el rompió en llanto. Le acaricié la espalda, me repetía una y otra vez que yo no debía llorar, yo debía ser su suporte, yo debía ser fuerte, pero no... me quebré al igual que él. Lloré mucho, demasiado, de alguna manera sintiéndome patético de lo débil que era.

— No me dejes aquí, no me dejes solo. BeomGyu, por favor —pidió alejándose un poco, tomando mi rostro entre sus manos, a pesar que él también derramaba lágrimas no le importó, simplemente empezó a limpiar las mías con la yema de su dedo pulgar.

— No te dejaré mi vida. Ya no llores, ven, estoy aquí contigo —quité sus manos de mi rostro para pegarlo a mi pecho, dándole besos en su cuello y hombros.

Salimos de aquella cabina, tenía que darle un baño igualmente por lo que caminé con él a mi costado hasta que llegamos a las duchas, él no quería, decía que le dolía cuando el agua fría caía en sus muñecas y tobillos.

— Tranquilo, buscaré agua tibia —intenté tranquilizarlo.

Era obvio que ninguno de los enfermeros se preocuparía por aquello, tampoco por hacer las cosas como los pacientes lo requerían además en un lugar como estos la mayoría de ellos prefieren que les tengan miedo como YeonJun lo tenía ahora. Él solo había pasado prácticamente una semana aquí, no quería imaginar lo que sufrían los que tienen años. Odio éste tipo de hospitales, no digo que todos los enfermeros sean iguales ni que el hospital sea una mierda, pero hay personas que no se merecen ni siquiera el infierno; como esos hijos de puta.