P R Ó L O G O

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ARIA:


¡Agh! No puedo creerlo. —¡Maldita carcacha que tengo por auto! —exclamo con frustración.

Son más de las ocho de la noche y el clima se ha puesto en mi contra, como todo en mi estupenda vida, pues la lluvia cae con fuerza mientras que los estruendosos relámpagos la acompañan; las gotas de lluvia se intensifican con cada segundo que pasa mientras maldigo a la mala suerte que siempre me acompaña pues justo hoy, mi querido auto se ha quedado sin frenos haciendo que perdiera el control y quedara estancada en el lodo a la orilla de la carretera, y eso no es todo, además de eso las escobillas se han dañado al igual que el calefactor.

—¡Genial! Me voy a congelar el culo. —Me repito mientras siento las intensas gotas de agua caer por todo mi cuerpo.

He intentado yo sola sacarlo del lugar, pero nada ha resultado y para peores no pasa ni un alma por el lugar, estoy completamente sola, empapada, con frío, hambre y frustrada, gracias a todo esto no podré llegar a tiempo al trabajo y podría ser fácilmente despedida.

Les explico, tengo tres hermosos empleos —nótese el sarcasmo—, por la mañana trabajo como mesera en una cafetería cerca de una universidad, por las tardes trabajo en una heladería en el centro comercial y por las noches trabajo como mesera en Hydra, un mugriento bar en dónde me obligan a vestir como prostituta, da asco el empleo, pero es lo que conseguí para poder pagar las cuentas.

Verán, hace tres años mis padres murieron en un accidente, de hecho, su fecha de muerte es el mismo día en el que cumplo años; Ambos regresaban del trabajo, pero una cosa llegó a la otra y al final nunca llegaron a casa, nunca más los volví a ver... Entonces desde ese día mi vida se ha convertido en un verdadero infierno, tuve que abandonar mis estudios, mis metas, mis sueños... mi antigua vida... todo se fue por la borda cuando mis padres murieron.

Como había cumplido la mayoría de edad todas las responsabilidades habían recaído sobre mí, nadie podía brindarme ayuda, no tenía más familia, no tenía amigos, no tenía nada... así que por sí sola tuve que buscar empleos para sobrevivir éstos últimos años y hasta el momento sigo viva.

Se preguntarán; ¿Cómo tengo un auto si se supone que no tengo dinero?

Sencillo, era de mi padre. Recuerdo que cuando tenía quince años prometió entregármelo cuando cumpliese los dieciocho, sin embargo, nunca pudo darme las llaves él mismo y nunca lo podrá hacer.

De pronto escucho unos ruidos por la carretera haciendo que me distraiga y me voltee dos segundos para ver si alguien se aproxima, pero como es de esperarse de mí la puerta del auto se me resbala de las manos haciendo que este se cierre con seguro dejándome a la intemperie, las ventanillas están cerradas y como si fuese una maldita broma las llaves están dentro del auto.

Mi vida es genial ¿no lo creen?

Las luces de un auto se hacen presentes avisándome que verdaderamente alguien se aproxima, reavivando así mis esperanzas y dejando a un lado la teoría de que el universo me odia y siempre busca conspirar contra mí. Rápidamente me coloco cerca de la carretera haciendo señas para que el conductor se detenga a ayudarme, pero para mí desgracia la muy o el muy hijo de puta acelera su auto haciendo que el charco lleno de lodo que había frente a mí me salpique por completo dejándome hasta la cabeza llena de ese viscoso material color marrón.

—¡Idiota! —grito exaltada sacándole el dedo del medio, aunque sé que ni se dará cuenta de lo que he hecho.

Hago el intento de quitarme el lodo del rostro cuando nuevamente las luces de un auto se hacen presente, sin embargo, decido no hacer señas, si es una buena persona me ayudará si no, me dejará aquí como el otro.

Para mi sorpresa el auto se detiene, y al verlo en mi boca se forma una "o" al observar el hermoso BMW que tengo enfrente, no sé mucho de autos, pero este si lo sé diferenciar.

Veo como un hombre de unos aproximados; metro noventa, baja del auto con una sombrilla en mano, viste de traje y corbata, pero debido a la oscuridad del lugar y la intensidad de la lluvia no puedo ver bien su rostro.

—¿Necitas ayuda?... Aria.

¿PERO QUÉ...?

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N/A: ¡Hola! Si ya has llegado hasta esta parte quiero decirte que muchas gracias por darle la oportunidad a esta historia.

Portada: Editorial Atlantic; NiixyL

Mag. R

Secretaria de Clinton Baker ©Where stories live. Discover now