Veintidos ✧

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En un principio todo había ido bien, habían molido la palta, hicieron huevo y tostaron pan, todo tranquilito hasta que llegó la hora en la que se tenían que sentar en la mesa, Pedro, Martín y Sebastián discutían quien se tenía que sentar al lado de Manuel mientras él observaba todo con cara de culo.

- bien... tendremos que recurrir a medidas extremas - dice Pedro sombrío y estira su mano, Sebastián acomoda sus lentes y Martín se prepara haciendo sonar levemente sus dedos - ¡Piedra, papel o tijeras!

Martín saca tijeras, Pedro saca papel y Sebastián saca piedra.

- mierda.. ¡de nuevo! - y nuevamente pasa lo mismo, solo que esta vez Martín saco piedra, Pedro tijeras y Sebastián papel.

Manuel en su interior no sabía si reír o reír, ya que él creía que se iban a agarrar a golpes pero esto si se estaba volviendo intenso ya que a cada rato sacaban lo mismo y ninguno ganaba nada ≪ Ctmre ndkdkd los weones, así no vamos a llegar a nada y el pan se está enfriando.. mejor me gano en la punta y agarro al José pa que coma conmigo

- ya weon, el Pedro en una punta, el fleto del Martín en el lado derecho y el brillitos en el lado izquierdo - dice Manu y empuja a cada uno de los mencionados a sus sillas, va a buscar a José que estaba gateando por ahí feliz de la vida y lo sienta en la sillita que estaba junto a la mesa - ahora ¡por favor! Quédense tranquilos y tomemos once de manera piola, gracias.

La verdad sea dicha, Manuel no esperaba que todo saliera bien, aunque hubieron insultos de por medio y uno que otro golpe, la pasaron bien, se divirtieron y conversaron, contaron historias sobre el pasado, sobre cuándo Martín fue adoptado por Feli y Ludwing, cuando conoció al castañito y a su nonno Rómulo.

Una vez terminaron de comer y lavaron las cosas, Manuel llevo a José a acostar, acompaño a los rubios y al mexicano a la puerta para abrirles.

- Bueno cabros, fue agradable tomar once con ustedes - sonríe levemente - ahora los invito cordialmente a irse porque estoy cagado de sueño y quiero dormir.

Los chiquillos se miran entre sí y empiezan a reírse, los rubios se despiden de Manu y cada uno se va en dirección a su casa, mientras Pedro los observaba, aunque ningún rubio le caía bien por intentar quitarles a su castañito no podía negar que la pasó bien.

- y tu weon, ándate luego que se va a hacer tarde y es peligroso - dice Manu mirando a Pedro con el ceño fruncido.

- sisi, tranquilo bebé - se acerca a él y le da un largo abrazo que puso a los dos coloraditos, a Manu porque nunca se acostumbrará al continuo contacto físico de Pedro y Pedro, bueno, el porque estaba enamorado de su amigo - nos vemos mi vida~ - le tira un besito y se va en dirección al paradero donde tenía que tomar la micro para ir a su departamento.

Manuel solo niega con la cabeza y se adentra a su hogar.

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No sabía bien qué hora era pero estaba mareado, se había ido a dormir a la pieza de sus papás para estar con José por si pasaba alguna cosa. Se sienta lentamente tratando de calmar aquel mareo y estando ya una vez mejor se levanta y sale.

Las luces estaban prendidas en el pasillo lo que significaba que Lovi y Antonio habían llegado de sus trabajos. Y hablando de aquellos dos los encontró muy serios en el comedor hablando.

- hola - dice Manuel apareciendo de la nada asustando a los adultos.

- ¡Manu! Dios, nos asustaste - dice Toñito poniendo una mano en su pecho tratando de calmar el latido frenético de su corazón - ven hijo, siéntate junto a tu mamá.

Manu y su harem de rubios ❝ Latín Hetalia/Hetalia ❞Where stories live. Discover now