Mark

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La primer semana de vacaciones pasó lo más relajada y normal posible, al menos mirando desde afuera. Jungkook se desvivía por tratar de alejarse de Jimin, y por su parte el rubio hacía lo mismo. Los dos con razones diferentes, los dos con el corazón dado vuelta, los dos confundidos hasta los huesos. 

Con los días el no hablarse demasiado se tornó común, ninguno pedía hablar y parecía que ambos sabían que si hablaban no iban a quedar en buenos términos. Por su parte Jimin estaba más conectado con la naturaleza, salía a dar largas caminatas y no volvía hasta muy tarde, grababa vídeos para su canal o sacaba fotos, incluso a veces solo se detenía en algún lugar cualquiera del bosque y se quedaba sentando, pensando. 

Jungkook en su lugar se la pasaba leyendo, aprendiendo a cocinar o hablando por teléfono. Se sentía mal, eso era obvio. No podía dejar de pensar en Jimin, pero al mismo tiempo no quería involucrarse lo demasiado como para enamorarse aún más, porque obviamente Jimin no sentía lo mismo. 

El entender que Jimin no lo amaba le costó al mayor, le costó horas y horas de quedarse sentado mirando la nada y pensando en el pasado, decidiendo si debía o no decirle la verdad a Jimin, pero siempre llegaba a la misma conclusión. 

No quería verlo sufrir. 

Sin querer los dos se estaban alejando por la misma razón, los dos no querían ver al otro sufrir pero se estaban lastimando igualmente. 

Ese viernes Jimin salió temprano a caminar, no quería hablar con nadie, sentía que cada día se volvía más frío, más solitario. Sus padres lo tomaban como algo de la situación, pensaban que su hijo era todo un explorador. 

Vaya explorador se sentaba en un árbol a llorar. 

Últimamente recordaba mucho a SeoJoon, recordaba sus tardes de jugar a las cartas y las veces que hacía trampa, recordaba que le cortaba el cabello cuando sus padres no estaban, recordaba como trabajó durante una semana para regalarle esa camisa que le había gustado tanto. La misma camisa que llevaba cuando lo encontraron muerto en el contenedor de basura. Jimin estaba roto. 

Y lo peor es que él sabía lo jodido que estaba, cómo seguía viviendo en el pasado a pesar de creer que lo había superado. No podía dejar de pensar en su hermano mientras pensaba en Jungkook. Había creído ser capaz de sobrellevarlo, pero evidentemente no. 

Se levantó del suelo para encaminarse a la casa, ya estaba oscureciendo y el frío ya no era detenido por sus abrigos. El camino de regreso fue suficiente para calmarlo, para que dejara de llorar. Ni siquiera entendía bien porqué lloraba, si era por su hermano, si era por Jungkook o si era por sí mismo. 

Subió los escalones de la entrada y al abrir la puerta se quitó las botas, las dejó en el organizador, luego se puso sus pantuflas y se adentro en el hogar. La sala estaba silenciosa y el rubio se preguntó dónde estaban sus padres. 

Cuando llegó a la cocina sintió el olor de la salsa de tomate siendo cocinada, el rico aroma de la buena cocina. Abrió la puerta y se encontró con la silueta de Mark revolviendo la olla, tenía puesto un delantal negro, bajo él una camisa y un pantalón ajustado, se veía realmente bien vestido así. 

El rubio decidió darse la vuelta y caminar a su habitación pero su tío lo detuvo con una frase. 

- Hey, Jimin ¿Podes probar esto?- Le preguntó el mayor tendiéndole el cucharon de madera con salsa, el rubio no quiso ser irrespetuoso o quedar mal, después de todo él y su tío no habían hablado después del beso, ni una sola palabra y eso mantenía a Jimin un poco más tranquilo. 

-Sí- Le contestó acercándose y probando la mezcla, el sabor ácido del tomate quedó casi imperceptible gracias a los condimentos del mayor- Mmm, esta exquisito- Le dijo con una sonrisa. 

Freedom🔞- KookminOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz