03. Primera clase

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Chani da inicio a una nueva conversación sobre una serie un tanto sádica a la cuál, parece estar enganchada. Le he dedicado una sonrisa sarcástica tras uno de sus comentarios. Es una chica peculiar, pero... creo que no hay ni una pizca de maldad en ella.

—"Quien dice arte dice ficción".

La voz del señor Zaidi me toma desprevenida, y de manera inconsciente me enderezco en mi asiento. Muerdo mi labio observando a mi alrededor.

¿En que momento se sentaron todos?

Al parecer, casi todos los asientos se encuentras ocupados, y las alargadas mesas ocupadas y llenas de todo tipo de material de papeleria incluyendo ordenadores.

—"El arte no es una mentira".

He vuelto recorrer la clase con la mirada, todos parecían escucharle embobados. Excepto Melody, quien ya estaba tecleando frenéticamente.

—"El arte es la mas bella de las mentiras". O "Tenemos el arte para no morir a causa de la verdad". Todas estas afirmaciones son citas de artistas reconocidos —hace una pausa dramática para dejarnos procesar las palabras y así poder observarnos de manera generalizada. Sus orbes esmeraldas se posaron sobre los mios y enseguida desvié la mirada a mi libreta todavía cerrada sobre la mesa—. ¿Cuál es cierta?

Era como si el tiempo se hubiera congelado. Ningún estudiante parecía querer responder, si no que esperaban que siguiera hablando.

—Todo el que tenga un ordenador abierto o un lápiz en la mano que lo deje a un lado, por favor —le he echado una mirada a Melody, que se ha apresurado a cerrar su ordenador ruborizada. Aunque todo el mundo parece sorprendido, nadie se ha quejado.

—Bien. ¿Qué cita os parece revelante? Os daré una pista: no hay ninguna respuesta incorrecta —nos advierte mientras se apoya en el borde de la mesa de la misma manera en la que lo encontré cuando llegué. Sus brazos cruzados sobre su pecho en espera de que alguno de sus estudiantes alce la mano, hace que sus músculos se marquen bajo las mangas de su saco azul oscuro que cubre su camisa blanca con los primeros botones desabrochados, dejando al descubierto su pecho bien marcado.

Tengo una ligera idea de la respuesta, pero no quiero ser la primera y única persona en levantar la mano delante de toda el Aula Magna.

—Veamos...

Su mirada pasa con rapidez las primeras filas, hasta llegar a donde me encuentro yo. Su mirada se detiene mas de lo esperado por donde me encuentro sentada, más no puedo asegurar que me mira a mi, aunque de todas maneras no puedo evitar no sonrojarme con pensar tan solo en la idea de haber sido su centro de atención por unos escasos segundos.

—¿Melody? ¿Algo que aportar sobre la pregunta?

Finalmente recurre a su alumna comodín quien nerviosa ante la penetrante mirada de su profesor responde con seguridad, como si ya se hubiera estudiado el temario que vamos a dar hoy.

—El arte no puede mentir —responde tan segura como si se tratara de una verdad absoluta.

El señor Zaidi la ha mirado por un momento sin decir nada, después se ha levantado otra mano en la clase.

—¿Sí?

Una estudiante de primera fila que no había visto, ha pedido el turno de palabra.

—Si queremos mentir, podemos mentir, con una obra de arte o cualquier otra cosa. Ese es el principio del libre albedrío —responde contradiciendo así las palabras de la castaña.

Rayan [en pausa] Where stories live. Discover now