Amor desenmascarado | Kakashi x OC | +18

Capitulo 15: Confrontación

Tomados de la mano ingresaron al hotel y se dirigieron al mostrador. A pesar de estar rodeados de extraños te sentías ligeramente ansiosa, como si alguien fuera a atraparlos.

Al percatarse de su presencia Saino, la recepcionista, les sonrió. Su rictus cambió por completo cuando te reconoció: te miró, luego a Kakashi y finalmente a sus dedos entrelazados, sin molestarse siquiera en disimular.

— Voy a pedir la cena. ¿Quieres algo en particular? — te preguntó Kakashi, ignorando la actitud indiscreta de la señora.

— Mmm, ¿qué tal un poco de udón? —sugeriste, un tanto incómoda.

Tras oír tu respuesta tu sensei se dirigió a Saino y le sonrió. La mujer se sonrojó ligeramente. Incluso las ancianas sucumben a su encanto pensaste, orgullosa de ser tu quien llamó su atención.

— Buenas noches, le voy a encargar un plato de udón y uno de pescado con vegetales para la habitación... 

— Tres — completaste.

La mujer asintió exageradamente, aún sonrojada.

— ¡Enseguida!

Tras agradecer se marcharon.

— ¿Por qué esa mujer nos miró de esa forma? — preguntó Kakashi cuando estaban llegando a la habitación.

— Pues, en un principio creía que Anko y yo éramos pareja. Supongo que se habrá sorprendido por ver como una mujer de pelo violeta mutó a un hombre de pelo blanco.

— Ya veo... — respondió Kakashi sin prestar demasiada atención.

Ingresaron a la habitación y notaste que las cosas de Anko ya no estaban.

— Katsumi, mientras viene la comida voy a bañarme — dijo Kakashi, siguiendo de largo — Termino pronto.

Era palpable la tensión en el aire y supusiste que tu sensei buscaba evitarla. Claramente que tendrían una importante conversación, pero si empezaban en ese momento se verían interrumpidos por la llegada de la cena.

Buena jugada pensaste, mientras te sacabas los tacones.  

El hombre ingresó al baño con el pequeño bolso que cargaba en la espalda. No pudiste evitar imaginar las gotas caer sobre su cuerpo desnudo, pero te reprimiste por tales fantasías.

Te acostaste en la cama a pensar con mayor seriedad y a repasar tus últimos encuentros con tu sensei. La última vez que hablaste con él, te rechazó, desconcertándote por completo, pero luego apareció para salvarte y confesarte su cariño. Todo fue sorprendente e inesperado.

Y ahora se encontraban allí, solos en una habitación en la que encima compartirían lecho y quien sabe lo que podría pasar. Por unos segundos agradeciste estar depilada.

Al cabo de unos minutos Kakashi salió del baño, ya vestido. Tenía una musculosa negra algo ajustada que resaltaba los músculos de los brazos y el torso y un pantalón del mismo color que te morías por retirar.

¿Por qué siempre usa chaleco con lo bueno que está?

Kakashi se percató de tus miradas.

— ¿Ocurre algo? — preguntó indiferente.

— En lo absoluto — respondiste nerviosa y desviaste la mirada.

En ese instante alguien llamó a la puerta. Kakashi tomó algo de dinero de su bolso y se acercó a abrir. La mujer de la recepción pasó tirando un carrito, sacó de allí sus pedidos y ubicó en la mesa, Kakashi le dio la propina y la mujer se retiró, no sin antes darle un último vistazo al hombre.