─¿Y no nos podemos arreglar?─preguntaste angustiada─Ahora estoy algo cambiada, ¿no lo podríamos intentar una vez más?
Oh Miyeon, si supieras que estás igual que el primer día.
No te respondí. Y tan solo me quedé mirándote.
─¿Cuantos años llevábamos juntas?─inquiriste ante mi silencio, buscando llenar los huecos vacíos para crear la ilusión de que hubiera otra oportunidad.
─Cuatro, nada más─mentí, eran ocho.
─Bueno, en realidad eso es bastante.
Lo es Miyeon, fueron muchos años los que aguantaste el dolor y te levantaste de la cama para arreglarte conmigo y solucionar nuestros incontables problemas.
Vi las flores blancas que se encontraban a tu costado.
Y me viste verlas.
─¿Te gustan las flores?─me preguntaste mirándome intrigada y un poco más animada─Mis favoritas son las amarillas.
─¿Pero y porqué no puedes dejar de ver las blancas entonces?