Me quité el saco mojado y lo dejé caer en las sucias baldosas de la vereda.
Estaba empapado y pesaba.
La lluvia seguía gritando.
¿Porqué Miyeon?
¿Porqué vuelves a aparecer siempre?
─Eres tú ─habló una voz suave y melodiosa
Una voz demasiado suave como para que no duela reconocerla.
Me giré hacia el costado rápidamente.
Y ahí estabas.
También mojada, supongo que también te había agarrado la lluvia otra vez.
Pero tus ojos no se despegaban de mi.
Miyeon, basta.
Hasta parecías contenta de encontrarme de vuelta, a pesar de
no conocernos.
─Eres la chica del parque─se apresuró a decir la castaña preocupada de que me fuera corriendo de nuevo.
¿Porqué te preocupaba que huyera?
Sentí mi pecho estrujarse, a lo que terminé mirando hacía la vereda de nuevo.
No aguanto estar cerca tuyo, no soportaría vivir todo una vez más.
Sentí como tomaste mi brazo con tu mano de repente.
Te miré asustada.
Tenia miedo, ¿porqué me habías tomado del brazo?
¿Porque me estabas frenando?