Capítulo 4

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La mano de Jihoon encontró el interruptor de la luz a unos pocos centímetros de la puerta, oculto por la oscuridad del salón de clases.

Los asientos estaban en la misma posición en la que los estudiantes los habían dejado el día anterior. La pizarra, sin embargo, no tenía rastro de la tarea que el profesor Kang había escrito en ella.

Los pies de Jihoon se dirigieron hasta su asiento habitual, la suela de sus zapatos resonando contra las baldosas, llenando el abrumador silencio del lugar. Depositando su chaqueta negra allí para reservar el asiento, Jihoon regresó nuevamente a la puerta del salón y camino hasta llegar a los baños del segundo piso.

A la distancia se podía escuchar los chirridos de los asientos siendo empujados por los porteros del colegio, terminando de dejar los distintos espacios en condiciones para recibir a todos los alumnos.

Jihoon quiso gritar cuando vio su propio reflejo. Sus ojos estaban completamente hinchados y rojos por la falta de sueño. Su nariz estaba completamente irritada luego de sonarla tantas veces, había llegado al punto en el que Jihoon esperaba hasta el último segundo para llevar el pañuelo a su nariz porque está ya ardía demasiado.

Me veo exactamente igual a como me siento.

El agua fría ayudo a despertarlo, pero no había mucho más que el agua podría hacer para ayudarlo, por lo que, cerrando el grifo, regresó hasta su asiento.

Había muchísimas cosas que se podía hacer para pasar el tiempo. Lamentablemente Jihoon no se encontraba en condiciones de pensar en ninguna, por lo que se encontraba entreteniéndose creando melodías en su cabeza e intentando imitarlas tamborileando sus dedos contra el escritorio.

Jamás había notado que el techo estaba cubierto por un total de cuarenta y dos maderas, o la telaraña gris en la esquina del techo. La idea de tener varios ojos mirándolo desde esa posición envió un hormigueo por su columna, y sus manos fueron rápidamente a su cuello donde la sensación de tener un arácnido caminando parecía demasiado real para ser producto de su propia mente. (Por suerte lo era).

Sin su mochila, Jihoon no podía repasar para el próximo examen, lo que hacía que el tiempo transcurriera aún más lento.

Su celular estaba amenazándolo con morir en cualquier momento, y la ansiedad lo estaba torturando con la idea de que Junhui probablemente no asistiese a clase ese día.

La puerta se abrió repentinamente, la acción asustando a Jihoon, quien no estaba esperando ver a alguien tan temprano. Debajo de la bufanda negra y del gorro a lana del mismo color, Jihoon podía ver sus mejillas regordetas. Soonyoung lo miro por unos segundos, igual de sorprendido de encontrar a otra persona tan temprano, antes de apartar la mirada y enfocarse en llegar hasta su asiento sin chocar ningún otro en el proceso.

Jihoon se mantuvo en silencio, decidido en mantener su atención estrictamente en la ventana a su lado. ¿Por qué de todos sus compañeros tenía que ser Soonyoung el primero en aparecer?

Desde el vidrio Jihoon pudo apreciar el reflejo del cabello completamente despeinado de Soonyoung. Su compañero, completamente inconsciente de que estaba siendo observado por Jihoon, estaba desesperadamente tratando de peinarse con sus dedos.

Soonyoung se dio por vencido a los pocos minutos y en su lugar se desplomó en su silla. Sus largas piernas estaban extendidas y estas llegaban hasta el asiento delante del suyo, pero Soonyoung no parecía incómodo con el poco espacio. Por el contrario, colocó sus codos en la mesa y se dedicó a apoyar su mentón en sus manos. Su campera estaba descansando en el respaldo de su asiento, y la camisa blanca del uniforme estaba sin ninguna arruga, para sorpresa de Jihoon.

PINWHEEL | Soonhoon #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora