7. Juego de sombras

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—¡Dense prisa, debemos bajar diez más de éstas de otro camión! —Exclamó un japonés de peinado ridículo mientras encendía un cigarrillo

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—¡Dense prisa, debemos bajar diez más de éstas de otro camión! —Exclamó un japonés de peinado ridículo mientras encendía un cigarrillo. Caminó por el callejón y contempló frente suyo la figura de Nahia, quien lentamente se aproximaba a él disimulando inocencia, sonrió y dejó fuera el humo—. Mira nada más, ¿qué pasa, hermosa, estás perdida? —Llegó hasta ella y trató de tomarla por la cintura, pero Nahia reaccionó sujetando su mano y girándola hasta tenerlo a su merced. Aquel hombre lanzó un grito estremecedor, y ella lo hizo callar con un golpe a la garganta y después una patada que lo arrojó de espaldas contra un charco.

Otro de los trabajadores de ahí se percató de lo que ocurría y rápidamente se apresuró a ayudar a su compañero, cuando Jonathan Mayers saltó desde la cima de un tráiler y lo derribó con un puñetazo, rodó por el húmedo suelo y rápido se puso de pie y se enfrentó a los demás.

El más cercano trató de herirlo con una barra de metal, pero Jonathan bloqueó sus golpes y lo derribó con una patada al mentón. Nuevamente contuvo los ataques de uno más. Nahia saltó y fulminó a un último atacante que buscaba dispararle por la espalda, la chica llegó con una patada que lo hizo tirar el arma y después lo acabó con un par de implacables golpes al rostro, en cuestión de segundos todos terminaron tendidos sobre el suelo.

Agitada, Nahia retiró su capucha y se aproximó a una de las cajas que bajaban, tomó una palanca de metal y la abrió, descubriendo en su interior una gran cantidad de fusiles pesados y municiones de alto calibre, el par de guerreros se miraron mutuamente con preocupación, entonces Jonathan se agachó con el sujeto más próximo.

—¿De dónde sacaron las armas? —Lo sostuvo fuertemente del cuello de su playera y lo sacudió, el sujeto a penas y reaccionaba. Entonces le dio una bofetada—. Responde.

—Jonathan —le llamó su compañera, él se acercó nuevamente a la caja, observó entre las armas y se topó con el símbolo del demonio carmesí. Apretó los dientes y regresó con el sujeto que yacía sobre el suelo rezando por su vida.

—¿Por qué Oni les entregó esas armas? ¿Quiénes son ustedes? ¡Responde, maldita sea! —Alzó su puño en amenaza.

—Son los Garra de Tigre —enunció Nahia—. Mira el tatuaje de su cuello —observó, y efectivamente las tres marcas de un zarpazo se veían claramente sobre su piel—. Son una banda de traficantes que operan cerca del barrio Okani, no son muy conocidos, pero no por ello son inofensivos.

—Eso no explica porque Damon les está dando armas —regresó hacia su víctima, lo sujetó firmemente—. Escucha con atención, será mejor que comiences a cantar o me voy a poner más molesto —amenazó fríamente.

—O-Oni... Oni le ha estado proporcionando armamento a todas las mafias de la ciudad... —expulsó temeroso.

—¿Por qué? —Amedrentó nuevamente a su informante.

—No-no lo sé —respondió, y Jonathan le soltó un puñetazo justo en la nariz, el sujeto lloró—. ¡No lo sé, lo juro! ¡Yo solo descargo las cajas!

Blazer: El Guerrero LegendarioTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang