Capítulo 23: Iguales o nada

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Entramos armadas al bingo mientras Zulema grita:
-¡Quieto todo el mundo! Me van colocando las manos así-ordena mientras coloca sus manos en la nuca.-Detrás de la cabeza-aclara.
-No lo voy a repetir, ¿eh?-advierto enfurecida.
Zulema avanza por delante de mí acercándose a la jefa de sala.
-Los billetes-le ordena tendiéndole una mochila de gimnasio para que la llene.-Ya me encargo yo de la caja-me advierte.
En ese momento olvido en qué situación estamos (un atraco a un bingo) y me siento muy humillada por Zulema. Siento que siempre debe quedar por encima mío y que yo siempre estoy a su sombra; cosa que no debería ser así ya que ambas nos necesitamos por igual.
-¿Perdón?-pregunto molesta.
Zulema se vuelve hacia mí aún sin quitarse las gafas de sol.
-Ocúpate tú de los loros-me ordena refiriéndose a los rehenes creyendo que así me voy a sentir útil.
-¿Por qué?-pregunto aún más molesta que antes y ya a la defensiva.-¿Por qué te tienes que hacer cargo tú de el dinero?-insisto.
Zulema se acerca a mí sin dejar de apuntar con la pistola hacia a la jefa de sala mientras me responde quitándose las gafas:
-¿Algún problema?
-El problema es tu puto automatismo de ponerte siempre por encima de mí-le expongo en un tono firme.-Joder, ¿de verdad vamos a empezar así en nuestro primer palo juntas?-pregunto teniendo en cuenta que el atraco a la joyería fue tan simple que ni siquiera lo contamos.
-Ya vamos al 50%-me susurra en su tono enigmático.
Noto que la gente del bingo nos mira impactada por la escena que estamos montando, pero me da igual.
-Es que no es una cuestión de dinero-le digo rechazando su argumento.-Es una cuestión de actitud. O paras de mirarme desde arriba o esto se acaba-le advierto en forma de amenaza.
A Zulema se le escapa una media sonrisa.
-¿Vamos a tener esta conversación aquí, ahora?-me pregunta risueña en forma sarcástica.
-¿Iguales si o no?-le pregunto antes de zanjar el tema.
-Voy metiendo el dinero o...¿?-pregunta la cajera atónita por la situación que está viviendo.
-¡No!-le chilló fuertemente mientras me acerco a Zulema.
-Tenemos que irnos-me advierte Zulema seriamente cuando escucha sirenas de policía cercanas.
-Me da igual; no hasta que aclaremos esto-insisto.-Iguales o nada-vuelvo a amenazarla.
-Muy bien, iguales en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte nos separe, amén-termina diciéndome.
La miro con cara de satisfacción y le felicito:
-Muy bien, lo has dicho.
Zulema se acerca a una mujer mayor y le agarra el cartón.
-Que pena señora, tenía bingo; ¡tenía bingo!-se mofa.
Tras la mofa hacia la anciana, Zulema me mira pidiéndome el consentimiento para coger el dinero con una simple mirada. Asiento lentamente y ella se acerca de nuevo hacia la jefa de sala.
Finalmente logramos agarrar el dinero con todo este asunto aclarado y zanjamos lo que sería oficialmente: nuestro primer atraco. El atraco de la joyería fue sencillo, sin acción y sin rehenes, por lo que lo contamos como un simple robo; en cambio, en este atraco hemos vivido tensión y hemos tenido las emociones a flor de piel, como debe ser para no perder la tensión del momento.

𝐕𝐢𝐬 𝐚 𝐯𝐢𝐬: 𝐃𝐞 𝐥𝐚 𝐜𝐚́𝐫𝐜𝐞𝐥 𝐚𝐥 𝐎𝐚𝐬𝐢𝐬Where stories live. Discover now