Capítulo 22: Sobrevalorado

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Me despierto aturdida. Siento una sensación de resaca que me impide remontarme la escena de anoche con claridad. Solo recuerdo que me drogué con Zulema y que terminamos liándonos mientras bailábamos la playlist que puse para tratar de olvidar lo que había ocurrido antes de eso.
Me levanto y preparo dos cafés. Salgo de la caravana y me encuentro a Zulema disparando al aire; intuyo que se está preparando para nuestro próximo golpe.
-Oye, que lo de anoche fue una tontería...-le comento mientras le tiendo una taza de café.
Ella la agarra y me responde:
-Es que el sexo entre mujeres está sobrevalorado.
Le da un sorbo al café.
-Claro-digo con una media sonrisa.-Bueno, es normal que estuvieras tan torpe-le vacilo.-Era tu primera vez.
Me vuelvo hacia la caravana y oigo a Zulema decirme algo.
-Por cierto-me dice girando la cabeza hacia mí.
La miro sin retroceder y ella me dice expone:
-He pensado cual va a ser nuestro próximo golpe.
Pongo cara de satisfecha y respondo:
-Pues luego me lo cuentas.
Choco mi taza con la suya y me dirijo de vuelta a la caravana. Mientras camino al interior de mi destino oigo como vierte el café en el suelo.
Tras acabarme el café y dejar la taza sobre la pica, salgo y me quedo tumbada en un sofá de fuera. Enseguida se me acerca Zulema y se sienta a mi lado sin decir nada. Pasan varios segundos en silencio hasta que empiezo a hablar.
-¿Me vas a contar cuál va a ser nuestro próximo golpe?
Se toma su tiempo de silencio hasta que me responde a mí pregunta.
-Va a ser esta noche.
-¿Qué?-pregunto alterada.-No, Zulema, no va a ser esta noche.
-Que te calles, joder-me ordena.
Le hago caso ya que me puede la curiosidad.
-Para este golpe no vamos a necesitar pelucas ni nada por el estilo; va a ser tan sencillo como atracar un bingo.
-¿Un bingo?-pregunto sorprendida.
-Un bingo-me afirma asintiendo lentamente.
No digo nada más; espero a que ella me diga algo más acerca de este plan.
-Rubia, hazme caso que todo irá bien; será tan sencillo como entrar, reclamar la pasta y largarnos como si nada.
Se levanta y, justo antes de entrar a la caravana y dejarme fuera sola, me advierte:
-Y en este golpe sí que me voy a dejar la lágrima.

𝐕𝐢𝐬 𝐚 𝐯𝐢𝐬: 𝐃𝐞 𝐥𝐚 𝐜𝐚́𝐫𝐜𝐞𝐥 𝐚𝐥 𝐎𝐚𝐬𝐢𝐬Where stories live. Discover now