Capítulo 3: Adiós

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He pasado el resto de la mañana en la celda reflexionando sobre la propuesta de Magdalena Cruz. Es evidente que cualquiera aceptaría ya que mataría dos pájaros de un tiro; conseguiría mi libertad y podría dormir tranquila sabiendo que Zulema sigue aquí dentro. Pero no todo es tan sencillo; si Zulema se enterase de que he sido yo quien la ha delatado, estoy segura de que encontraría la manera de joderme la vida aunque ella estuviese dentro y yo fuera.
Salgo de la celda en busca de rizos para así, por fin, poder hablar con ella y explicarle mis sentimientos. Me encuentro con una compañera de mi celda y le pregunto por rizos.
-Está en la despedida de Goya-me responde.
-¿Qué despedida de Goya?
-Mañana por la mañana la sueltan-me explica.-Están todas sus amigas en su celda.
No le respondo.
Avanzo hasta la celda de Goya y, cuando llego, me paro en la puerta. Observo que dentro están Tere, rizos, Saray y Goya. Todas se me quedan mirando sin demasiada ilusión por volver a verme. Sonrío y les digo:
-Hola, chicas.
Rizos, que está apoyada en una pared mirándome con cara de asco, me responde:
-¿Hola? ¿Eso es lo que se te ocurre decir después de lo de ayer y esta mañana?
Noto en su tono que está molesta por algo.
-¿A qué te refieres?-pregunto confusa.
-Me refiero a que ayer saliste de aislamiento y ni se te ocurrió venir a ver a ninguna de nosotras. Y ya, por si fuera poco, esta mañana nos ves y te vas a desayunar a la otra punta de espaldas. ¡Que te hemos visto, idiota!-me grita indignada.
-No tenía cuerpo para hablar-me excuso.
-No, claro, no tenías cuerpo para hablar pero para dedicarte a amenazar a la rubia de tu celda, sí que tenías cuerpo. Pues que sepas que es bastante mejor que tú en muchos aspectos-continúa hablando en el mismo tono.
No digo nada. Miro a las demás buscando una mirada comprensiva. Saray y Tere agachan la cabeza. Goya, en cambio, me dedica una ligera sonrisa.
-Sólo quería despedirme de Goya...-digo a la espera de que me dejen quedarme en la celda de esta.
-¿Sólo querías despedirte de Goya? ¡Muy bien! Despídete, ¡va! Adiós, muy buenas y hasta luego-me dice aún más indignada que antes, si cabe.
Sé que la estoy cagando pero no sé como arreglarlo. También es verdad que en realidad me está haciendo un favor. Yo venía con la intención de decirle a rizos que nuestra relación no podía llega más lejos, así que me ha venido bien que sea ella quien esté enfadada conmigo.
Miro a Goya sonriente y alegre por ella y le digo:
-Adiós, Goya. Disfruta de tu vida ahí fuera. Espero que seas muy feliz.
A Goya se le ilumina la cara con mis palabras. Me dedica una sonrisa y después ella también me dedica unas palabras.
-Gracias, Maca. Algún día tu también saldrás y alguien de aquí dentro te dedicará esas mismas palabras, ya verás-me dice totalmente convencida de lo que dice.
-Adiós-le digo volviéndome hacia la puerta.
Salgo de la celda y vuelvo a la mía.
Llego a mi celda y me tumbo en mi cama. Paso lo que queda de día dándole vueltas a la cabeza sobre la propuesta de Magdalena Cruz.

𝐕𝐢𝐬 𝐚 𝐯𝐢𝐬: 𝐃𝐞 𝐥𝐚 𝐜𝐚́𝐫𝐜𝐞𝐥 𝐚𝐥 𝐎𝐚𝐬𝐢𝐬Where stories live. Discover now