¡Historias bonitas y... curiosas con los personajes de tus video juegos favoritos! (xLectora ♀)
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Un nuevo caso de divergencia se había dado lugar en la ciudad de Detroit. Como en varias ocasiones pasadas el androide perdió el control y atacó a su dueño. Hank y Connor no se hicieron esperar por lo que se encontraban ya en la casa donde se habían suscitado los hechos. La casa se veía vieja y descuidada, por lo que, a pesar de que la puerta se encontraba cerrada con candado, no fue difícil para Hank el derribarla al darle una fuerte patada por el mal estado de ésta. Entraron con mucha cautela la casa. La luz de la sala estaba encendida al igual que la de la cocina, el resto estaban apagadas. Había cosas rotas en el piso lo cual indicaban que una pelea había llevado a cabo.
Como de costumbre Hank se puso a investigar por un lado de la casa la escena del crimen. Connor se separó del señor para poder analizar todas las evidencias. Había sangre humana en el piso, parecía que el divergente había arrastrado el cuerpo hacia un lugar. El androide se dispuso a seguir el rastro de sangre, pero al final del camino no encontró el cuerpo del difunto dueño.
Justo cuando se dio la vuelta para regresar a donde había iniciado el rastro de sangre, un tubo de acero lo obligó a detenerse, casi le golpean la cabeza, pero gracias a sus reflejos fue capaz de detenerlo con la mano. Para su sorpresa dicho dicha arma blanca estaba siendo manipulada por una chica. No tuvo tiempo de analizar a la extraña mujer puesto que ella lanzó una patada que le dio en un costado, logró liberar el tubo de acero del agarre del androide para así poder utilizarlo en su contra nuevamente. Fue entonces que entonces que entendió que la chica estaba decidida a abatirlo.
Comenzó a lanzar golpes hacia él con sus piernas y el bate, Connor no tuvo mucho problema en esquivar sus golpes, pero al hacer esto, los que recibían el daño eran los objetos que estaban a su alrededor. Hank escuchó desde una habitación de la casa como cosas se rompían en otro lado de la residencia. Corrió hasta el lugar de donde provenía el desastre para encontrarse con una no muy grata sorpresa.
—¡Ah! ¡Joder! ¡Deténganse en este maldito instante! —gritó.
La muchacha se detuvo en seco al escuchar la voz del teniente justo antes de golpear en la cabeza al androide con el tubo de acero.
—¿Qué demonios haces tú aquí? —preguntó en un tono de reclamo a la atacante.
—¡Hank! —bajó el arma blanca— ¡Esperaba que vinieras!
—¿Conoce a esa mujer, teniente? —preguntó Connor.
—Desgraciadamente sí —respondió sin dejar de ver a la chica—. Este androide fue asignado por CyberLife para ayudar en los casos de divergencia, no es el divergente.
