Undercover || Minsung

15

Minho se asomó por la puerta y revisó que no hubiera ningún vigilante. Delante de ellos se cernía un extenso pasillo. La batalla parecía distante y como había intuido Minho no se habían molestado en ponerles ningún guardia, estaban demasiado ocupados contratacando. Se deslizó hasta una puerta que quedaba cercana a la suya y armado solo con una de las cadenas que lo habían tenido atado, irrumpió en aquella sala. Estaba vacía. Hizo lo mismo con las otras tres puertas que habían a lo largo del pasillo. Después de dar un vistazo observó que seguido de aquel pasillo había otro que giraba a la derecha y que parecía igual de desierto que el anterior. Una vez aseguró el perímetro regresó a ese oscuro trastero para ir en busca de Jisung.

―Vamos Sung... Está todo despejado ―le dijo mientras le tendía una mano y el menor la tomaba con cautela.

Se incorporó con la ayuda del mayor y avanzaron hacia la salida de aquel lugar. Sin embargo tan buen punto Minho pisó el pasillo una bala pasó rozando su nariz. Con rapidez Minho apartó a Jisung, cuidando de no golpear su brazo herido, y le ordenó que se escondiera detrás de uno de los botes viejos que había. El menor no dudó en acatar las normas del mayor y enseguida desapareció del que sería un próximo campo de batalla.

Minho empezó a escuchar como se acercaban los pasos del hombre y se obligó a pensar en alguna solución. No tenía armas que pudieran infringir mucho daño así que se tendría que valer de su ingenio. Contaba con una cosa que el otro no, el factor sorpresa, y decidió aprovecharse de ello.

Cogió un viejo remo que había tirado por ahí y enroscó alrededor del remo una cadena con una serie de ganchos para pescar. Se aseguró de que la parte puntiaguda de los ganchos quedara hacia fuera. Era poco lo que tenía pero una vez lograra desequilibrar al hombre podría atacarlo y quitarle las armas. Los pasos cada vez estaban más cerca y Minho se apresuró a esconderse en el lado derecho de la puerta, protegido por la sombra que había en el lugar.

El guardia se detuvo delante de la puerta pero no entró. Pareció estar estático un rato, observando y tratando de descifrar si lo que había visto eran alucionaciones o realmente había alguien ahí. Ese hombre no había formado parte de los matones que habían controlado a Minho y a Jisung estos días por lo que desconocía totalmente la situación. Finalmente el hombre dio un paso al frente y quedó engullido por la oscuridad del trastero, aprovechando eso Minho dio un fuerte golpe con el remo en todo el rostro del hombre y para asegurarse lo golpeó varias veces mientras el hombre todavía no reaccionaba. El agredido se puso las manos enseguida encima de su cara, ahora sangrando, mientras se lamentaba por el dolor y trataba de alcanzar su pistola pero Minho fue más rápido y se la arrebató. Después, golpeó con la culata de la pistola la cabeza del hombre, el cual cayó inconsciente.

Minho no perdió ni un segundo y desarmó al hombre. Le quito el chaleco antibalas que llevaba, la banda de municiones para la ametralladora, la pistola de refuerzo de sus cartuchos, el cinturón que contenía granadas y demás explosivos y una pernera con dos cuchillos. Jisung, se asomó levemente por encima del bote y enseguida se asustó cuando vio como una figura armada se acercaba a él.

― ¡No...! ―exclamó Jisung al sentir una mano posarse sobre su hombro.

―Tranquilo Sunggie, soy yo ―lo reconfortó la voz de Minho. ―Ven, levántate ―Jisung obedeció y Minho lo llevó hasta la entrada donde había un poco de luz. Le tendió el chaleco antibalas. ―Toma, póntelo.

―Pero... ¿Y tu? ―preguntó preocupado Jisung a lo que Minho negó levemente.

―Voy a estar bien, lo importante es protegerte a ti ―contestó mientras pasaba por encima de la cabeza de Han el chaleco. Jisung se estaba acabando de acomodar el chaleco cuando Minho le tendió una pistola. El menor, al verla, quedó blanco del horror y se negó rápidamente a llevar un arma consigo. ―Jisung, por favor, tómala. No te estoy diciendo que la uses, es solo por si te encuentras en algún aprieto tener o no un arma puede marcar la diferencia.