Algo sonrojado, lo desvistió, era un poco más delgado que él y quizás un poco más pequeño, su piel era suave y cálida, quizás algo de su ropa le quedaría. Al ponerle una de sus camisas, algo atrajo su atención, un hermoso collar que portaba, la cadena era de plata al parecer y la gema era redonda de color azul con algunos destellos blancos, dentro de esta estaba lo que parecía ser una pluma, curioso, la tocó.

-¿Qué será esa joya? Es preciosa. –Se preguntó al ver lo inusual del collar. Sin poderlo evitar lo retiró del cuello del desconocido. Inmediatamente un brillo iluminó toda la habitación, cegando momentáneamente a Kaito. Al disiparse el brillo, lo que vio lo dejó boquiabierto. En su cama, recostado, estaba... un ángel, unas enormes alas blancas salían de la espalda del desconocido. Se veían hermosas y puras, al menos aquellas partes que no estaban salpicadas de negro, brillaban tenuemente a la luz de la luna que entraba por la ventana de la habitación. -¿Qué...?

- ¿Eh...? –Sorpresivamente, el aparente ángel, abrió los ojos sobresaltando al ladrón. -¿Dónde estoy? –Confundido miraba a su alrededor. Hasta que enfocó al pelinegro y lo que tenía en sus manos. -¡...! –Miró hacia atrás y descubrió que sus alas estaban a la vista. - ¡Devuélveme eso! –Intentó levantarse, pero un mareo lo hizo regresar a la cama.

-¡No te muevas demasiado, estas herido! –Preocupado Kaito se acercó.

-¡Devuelve mi collar! –Exigió.

-¿Ehhhh? ¿Por qué lo haría? –Juguetón lo alejó del joven. –Caes del cielo, te desmayas en mis brazos, me haces traerte a mi casa, usas mi ropa, ¿Y todavía me das órdenes?

-Kuroba-san, no estoy para bromas. –Kaito se congeló por unos instantes, pero recobró su habitual "poker face".

-¿Cómo es que este hermoso ser celestial conoce mi nombre? –El ángel suspiró.

-Como ya debes de suponer y haber notado, soy un ángel, podemos leer el corazón de las personas con solo tocarlas y mirarlas a los ojos. También puedo saber cada detalle de su vida con ello. –Sonrojado, sonrió. –Y puedo asegurar que tú tienes un hermoso corazón. A pesar de ser un ladrón, haces cosas buenas. Alegras a las personas con tu magia, a pesar de que buscas venganza, amas hacer feliz a todos con tus trucos. Por ello pude relajarme y confiar en ti. –Rio tontamente, sonrojando al mago.

-...Vaya, entonces, ¿Esto no es ningún sueño? ¿Realmente un ángel está en mi habitación? –Shinichi rio tontamente nuevamente.

- Soy Shinichi, Shinichi Kudo, ángel guerrero. –Se presentó. Kaito entonces notó que el rostro del ángel estaba rojo y respiraba con algo de dificultad, colocó su mano en su frente y notó que estaba caliente.

-Al parecer tienes fiebre –Dijo preocupado.

-Mi collar por favor, lo necesito para ocultar mis alas. –Volvió a pedir, esta vez con amabilidad. –Te aseguro que no es la joya que buscas. –Estaba a punto de preguntar, pero recordó lo que había dicho. Se lo entregó algo avergonzado. –Estaré bien, solo necesito descansar.

-Insisto. Iré a buscar unos paños húmedos, descansa. –Al ponerse el collar, sus alas desaparecieron.

-Kaito... -Lo detuvo antes de salir y este lo miró con curiosidad. –Gracias por ayudarme. –Vio al ángel llevarse sus manos a la altura de su corazón. –Tienes un hermoso y fuerte corazón, pero al mismo tiempo es muy vulnerable, comprendo tu tristeza. –Kaito lo vio hacer una expresión desolada, una que conocía bastante bien.

-No pongas esa expresión, arruinas tu linda sonrisa. –Con un movimiento de mano hizo aparecer una rosa. –Las flores son más hermosas cuando florecen, no cuando se marchitan. –Dicho esto se retiró, dejando al ángel sorprendido y con el corazón acelerado. Cuando Kaito regresó con un recipiente con agua y unos paños, notó que Shinichi se había quedado dormido de nuevo. Aunque respiraba con algo de dificultad. Kaito suspiró, sería una noche algo agitada.

"Fragmentos"Where stories live. Discover now