Capítulo VII

3.3K 191 32
                                    

"Lo que encontré en esta ciudad me dirigió a un colapso.."





Él aún seguía imponiendo su fuerza sobre mi, su agarre se hacía cada vez más fuerte; sus ojos haciendo contacto con los míos, esos ojos completamente negros que lograban darme tanto miedo, irradiaban odio, tal vez decepción. 
No me estaba dejando ninguna especie de salida, eso me desesperaba, en mi cabeza había un mar de dudas, sin mencionar el miedo que sentía en este momento, en realidad, no sabía si podía llamarlo miedo, sabía que Ian no podía hacerme nada, al menos no lo intentaría..¿verdad?
Pero, otra parte de mi, me gritaba, aquella voz en mi cabeza me gritaba que ésta persona, con apariencia tan similar a la suya, no era él.

-No deberías pensarlo tanto, Hannah.- dijo, una voz chillona, demasiado distorsionada. Su agarre se fue haciendo cada vez más dócil, su respiración era forzada, como si estuviera peleando consigo mismo. No podía sacar mi vista de sus ojos, no podía emitir palabra, sin mencionar que mi cuerpo estaba entumecido. 

Sus ojos se volvían de un color más claro, su mirada se profundizaba. Sentía el calor apoderarse de cada parte de mi ser. Mi cuerpo se tensó, él sonrió. Mi desesperación aumentó, reconocía esa mirada, aquella fría mirada donde fuera, era él. Las ganas de huir aumentaron, antes de que pudiera gritar él tomó mi cuello con ambas manos, impidiendo el mínimo movimiento, miré a sus ojos verdes, mirándome divertido, aquella sonrisa sarcástica que lo caracterizaba en su rostro.
Un mareo recorrió mi cuerpo, algo muy dentro de mi sabía que no tenía escapatoria, pero no podía dejarme. Estaba apunto de tener un colapso mental. 
Con la poca fuerza que tenía elevé mis manos, intentando poner un mínimo espacio entre nosotros. Una ronca carcajada invadió la habitación. 
Tenía que ser valiente una jodida vez en mi vida, su agarre aumentó, no podía respirar, mi vista comenzaba a ponerse negra. 
Hice mi último intento, elevé un poco mi pie, golpeando la parte baja de su estomago, no tenía fuerza, pero había servido para que este se alejara un poco. Sabía que él sólo habría sentido un par de cosquillas en su piel, pero había funcionado. De un movimiento rápido, torpe a la vez. Me alejé un poco, cayendo en la camilla. Intentando escaparme, mi respiración se debilitaba. Él seguía en pie, inmóvil, viendo cada uno de mis fallidos movimientos. Llegué hasta el escritorio, sosteniéndome de este, y todas las cosas que había encima, parecían estar cayéndose y rompiéndose en miles de fragmentos en el suelo. Mi corazón dejaría de latir en cualquier momento. 
Cerré mis ojos de un movimiento brusco, convenciéndome a mi misma que terminaría rápido. 
Se estaba acercando, a paso lento, con una sonrisa adornando su rostro. Relamió sus labios, mi vista se nubló, negué con la cabeza varias veces. El vaso que estaba encima del escritorio estalló en miles de pedazos, sentí un liquido esposo correr por mi mejilla. Lo miré una vez más, seguía sonriendo. Mis rodillas temblaron, caí al suelo lentamente sobre ellas. Inhalando, exhalando repetida veces. Las lágrimas empezaban correr por mis mejillas. Lo miré una vez más, antes de perder por completo la visión. Su rostro. Su rostro se estaba cayendo a pedazos, parecía un mounstro. No tenía forma alguna. Mi vista se volvió completamente blanca, la habitación parecía cerrarse sobre mí.

-Hannah.- escuché una débil voz llamarme.  Estaba completamente asustada como para abrir los ojos, aquella voz seguía llamándome, la escuchaba cada vez más clara. Una mano se posó en mi hombro, me sobresalté, alejándome hasta que mi propia espalda retumbó contra la pared. Abrí mis ojos abruptamente. 
El doctor Wells estaba de cuclillas, mirándome completamente perplejo. Mi corazón se aceleró, mi respiración disminuía. Se acercó un poco más, intentando parecer tranquilo. 

-Estás teniendo un ataque de pánico, Hannah. Por favor, respira conmigo- Hizo que mi vista fuera hacía él, subiendo y bajando su pecho repetidas veces. Mi cuerpo recobró la cordura sin que mi mente fuera avisada. Imité cada uno de sus movimientos, mis latidos cardíacos iban tomando su velocidad normal, mi respiración ya estaba regulada. Tosí un poco, había recobrado la conciencia. Miré al doctor, nuevamente para asegurarme que fuera él y no aquella figura amorfa con el rostro destrozado.
Miré las palmas de mis manos, tenía mis uñas clavadas en ellas, completamente lastimadas. Confirmando mis dudas, ahora de verdad creo que me estoy volviendo una jodida demente, que tiene alucinaciones estúpidas.

Scared, darling? (Colton Haynes)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα