Capítulo III

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"Necesito una respuesta, pero ¿cuál era la pregunta?, no puedo recordarlo." 







Tomé el vaso entre mis temblorosas manos, limonada, el hielo sobrepasaba un poco su líquido. Siempre me habían gustado las bebidas algo ácidas, hacían que pudiera relajarme, pero este no era el caso.
Le había contado lo sucedido a Cassie, luego de que ella casi escupiera de risa. ¿Tranquilizándome?, sin embargo, todos mis pensamientos se iban, estaba completamente asustada, para ser franca, esto no podía ser producto de mi retorcida imaginación. 

"Hannah, es normal. Jamás habías bebido tanto, debió ser la resaca; cielo, tranquila. "

Esas habían sido sus únicas palabras de aliento, me estaba tratando como una desquiciada, lo cual era normal según su juicio. Pero esto no podía ser normal, ¿verdad? No estaba tan desgraciadamente loca para eso, y tampoco podía tener visiones irreales en mi día a día. Aunque mi capacidad de imaginación siempre había sido vivaz, me negaba.

El pasillo era un completo pueblo fantasma, todos estaban en sus respectivos salones, la profesora Smith, me dejó salir unos minutos al decirle que no me sentía bien. Estaba mareada, y con una pavorosa jaqueca.

Terminé de tomar la limonada de un trago en seco, yendo a paso limpio a mi casillero.

Saqué mis libros rápidamente. Dispuesta desquitarme y darle un fuerte portazo a mi casillero. Deteniéndome. Comencé a escuchar murmuros del otro lado. Una voz ronca, gruesa, para ser sincera, no se distinguía bien lo que decía, sólo se escuchaba el eco, una especie de murmuro ronco proveniente. Y otra más, esa sí se podía distinguir un poco más. 

Asomé mi cabeza, y como siempre dicen "la curiosidad mató al gato". Y yo siempre he sido tan curiosa.

Dos chicos estaban teniendo un especie de acalorada "discusión" si es que podía catalogarla de esa manera.

-Joder, eres terco.- reprochó uno.- Y deja de mirarme con esa maldita seriedad, si no quieres que tu bonita cara quede hecha mierda. 

Me asomé un poco más, el chico era castaño, con el cabello un poco largo, con una mirada desafiante, pero a la vez acompañada con una sonrisa divertida. 

Mi mirada se fue, y me maldije a mi misma por hacerlo. Ese chico, lo había visto antes...

¡Claro, Hannah! Eres estúpida.

Él fue quién salió de la oficina de la directora la semana pasada, viendo mi pelea con Jordan.

-¿Te ha comido la lengua el gato?-.lo retó. Un lóbrego silencio invadió todo el pasillo. Sólo se escuchaban sus agitadas respiraciones, y mis fallidos intentos de que no se escuchara la mía.

El mastodonte tomó al castaño de la camiseta, estampándolo contra los casilleros. El estruendo hizo que un -casi-grito reprimido saliera de mi. ¡Iba a golpearlo!

En una milésima de segundos, sus ojos se fueron a los míos. sin expresión alguna, pero con una mezcla de enojo. M-mierda.
Se había dado cuenta. Tragué saliva, la cual casi quemó mi garganta. Seguía mirándome, sentí unas inmensas de salir corriendo y no voltear hacía atrás.

-Veo que tenemos compañía.- dijo el otro. Mi corazón se aceleró más de normal. Y me maldije tantas veces que estaba segura que el infierno me esperaba con las puertas abiertas.

Scared, darling? (Colton Haynes)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon