Epílogo

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Mucho tiempo más tarde...

—¿Y entonces qué pasó? —pregunta uno de los alumnos.

Yo camino hacia el pizarrón y me apoyo de espaldas a él.

—Eso es una historia para otra clase. —Respondo yo mientras me cruzo de brazos.

—¿Qué nota obtuviste en el proyecto? —quiere saber un chico de la fila del fondo.

—Y bueno, me saqué un 10.

—¿Yael que hace ahora? —quiere saber alguien. Yo sonrío recordando a mi amiga, pero no respondo esa pregunta. Ha pasado tanto tiempo...

—¿Y qué pasó con Julián? —quiere saber una de las chicas que se encuentra en primera fila.

Yo sonrío con nostalgia al recordar a mi pequeño amigo.

Dejo escapar un suspiro y les cuento que él se encuentra bien, y que hace bastante que no lo veo.

Una vez que termina la primera clase me apresuro a juntar mis cosas y prepararme para irme. Son las 17 hs, y a las 18 tengo que llegar a otro lugar.

Mi teléfono suena es un mensaje de Lombardi.

—¿Cómo te fue en tu primer día de ayudante? —es lo que pone el texto.

—Muy bien, los chicos son geniales.—respondo yo seguido de otro mensaje— Les conté sobre mi proyecto.— y al instante recibo su respuesta.

—Que buen proyecto, parece que fue ayer. —me responde mi profesor. Yo solo rio y le respondo.

—En realidad fue hace dos meses. —digo yo.

—Cierto cierto, por cierto, gracias por aceptar ser mi ayudante de cátedras mientras sigues estudiando.

—Es un placer profe —respondo yo mientras agarro mi mochila y salgo del salón de clases, no sin antes apagar la luz.

Al llegar al aparcamiento veo que hay alguien apoyado en mi coche.

—¿Cómo te fue? —me pregunta luego de darme un beso en los labios.

—Muy bien, ¿y a tí? —le pregunto mientras subimos a mi auto.

Enciendo la marcha y me dirijo al puerto.

—Ya inicié los papeles para pedir una beca en la universidad. —Me cuenta él mientras detengo el auto en el puerto. Ya está en lo último del día.

En la entrada nos esperan Sebas, Lori, Julián y Yael.

—¡Felíz cumpleaños! —le digo a Julián mientras voy a abrazarlo con fuerza.

—Uhmmm —lo oigo decir.

—¿Qué? —le pregunto mientras me separo un poquito.

—Que me aplastas. —dice él mientras se separa un poco de mi y corre un poco su melena negra que tapa la visión.

Es un día soleado, bueno, una tarde soñada y el cielo está naranja cuando decidimos ir por unos helados y sentarnos en el muelle del parque de diversiones.

Nos quedamos todos sentados mientras vemos como el sol se pone.

Lori y Sebas están abrazados.

Veo de reojo que mi amiga está discutiendo con Julián sobre una banda de música y este le pega un pos it en la boca a mi amiga para que se calle y todos nos reímos.

Yo miro hacia arriba y veo la barbilla del chico sobre el que estoy recostada, el cual me abraza contra su pecho y le habla a Sebas.

—Jordi, si sigues abrazando tanto a mi hermana voy a golpearte. — dice Seb en nuestra dirección.

Jordi se ríe y yo sonrío al oír a mi hermano celoso.

—Calla cara de rana. —le digo yo mientras me abrazo más al cuerpo de Jordi, el cual me da un beso en la cabeza.

Julián nos ve y niega con la cabeza mientras se termina su helado y mira al cielo, el cual deja ver un par de estrellas. Nos reímos de trivialidades y así pasamos los siguientes minutos, pasando un día genial.

Y en ese momento pasa una estrella fugaz, y yo cierro los ojos, pero no pido un deseo porque tengo lo mejor de todo el mundo, unos amigos maravillosos.


Fin.

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