Su próximo objetivo fue mi estómago. Ella saboreó cada parte de él, haciéndome arquearme en la cama. Sus manos bajaron por mi espalda, en donde, en poco tiempo, sus labios trazaron una peligrosa línea de fuego. Tardándose en el contorno de mis piernas, cada vez ansiaba un contacto mayor, necesité apretar con fuerzas las sabanas al sentir el helado ser colocado directamente en mi punto máximo de placer. Solamente con ese acto ya podía desfallecer en sus brazos.

Su respiración caliente sopló contra mi intimidad, haciéndola contraerse involuntariamente, su lengua recorrió toda la longitud ya completamente húmeda, mi cuerpo se arqueaba inquieto en la cama, sintiendo la buena sensación de sus labios en contacto directo con la parte más sensible de mi piel. Cuando mi cuerpo finalmente explotó, sin soportar más sus caricias, ella regresó a mis labios y los selló.

-No era necesario el helado para saber lo dulce que eres. -susurró -Alba, ya puedes abrir los ojos.

Lo hice, lentamente, sin aliento, Natalia me veía como si yo fuera la pieza más preciosa del universo. Al mismo tiempo en el que en sus ojos había un brillo casi salvaje.

-Creo que necesito un baño. -murmuré -Estoy completamente pegajosa. -ella sonrió. Y asintió. Noté que no había entendido mis palabras -Natalia, ¿me acompañas?

*POV Natalia

La sonrisa que se formó en mis labios fue inevitable, cuando ella iba a dar sus primero pasos la alcé en mis brazos, sintiendo su piel aun caliente por mis caricias rozarse contra contra mi cuerpo.

Pasé mis labios por su mejilla antes de que ella mordiera levemente mi cuello. Empujé la puerta del baño, y la solté, luego sentí su delicada y suave boca contra la mía. Nuestros labios eran voraces, insaciables, al mismo tiempo que en la caricia que ella hacía algunas veces en mi rostro ponía el clima aun más apasionante. Subí y bajé mis manos por su espalda desnuda, sintiéndola morder provocativamente mis labios mientras intentaba desabotonar mi sujetador.

Su cuerpo se chocó contra el lavabo, descansé mis brazos a los lados de ella, asegurándola, no porque pensaba que ella huiría, obviamente. Interrumpí el beso para permitirle, finalmente, lanzar lejos el sostén. Sus ojos se encontraron con los míos, intensos, haciéndome jadear. Sería mentira decir que no estoy completamente excitada ahora mismo, eso pasó desde que comencé a besar su cuerpo, sentir sus reacciones, como recibía siempre cada pequeño detalle.

Yo la quería tanto que llegaba a doler.

No mucho tiempo después ya estaba con mi piel completamente desnuda junto a la suya, con mis labios jugando en su cuello entré a la ducha con ella, abriendo la llave y dejando que el agua caliente mojara nuestro cuerpos. Rápidamente bajé mis manos por su cuerpo y presioné con fuerza su muslo, atrayéndola cada vez más hacia mi, introduje mis dedos en su región de placer, con cuidado, sintiendo la deliciosa sensación de tenerla por completo.

Nos movíamos en sincronía, el placer vino en pocos segundo, Alba susurraba palabras incomprensibles, mientras, alguna que otra vez, mordía mis hombros para contener los gemidos, los mismo que se escapaban involuntariamente por mis labios.

Podría pasar el resto de mi vida así con ella. Amándola. Hipnotizada por sus gestos -todos- incluso los más simples. Sin embargo, la erupción de sentimientos que ocurrían hizo temblar nuestro cuerpos y a nuestras piernas tambalearse. La abracé con fuerza para que no cayera.

Cuando pude concentrarme en su rostro sentí la necesidad de decirle lo enamorada que estoy de ella. Me controlé, aun sabiendo que mis ojos me entregaban de cualquier forma.

Ella pasó sus manos por mi cabello mojado y sonrió, dócilmente.

-Sexy. -susurró, en medio de una risa.

The Exchange (ALBALIA)Where stories live. Discover now