Capítulo I

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"Nada"

El presente

Suelto un quejido al sentir un cosquilleo en mi nariz y estiro mis manos hacia arriba soltando un gran suspiro antes de abrir lentamente mis ojos.

-Buenos días, dormilona-sonrío lentamente al sentir la voz gruesa y suave de Lucien en mi oído. Por primera vez me doy cuenta que sus brazos musculosos rodean mi cintura y una de sus piernas está sobre las mías manteniéndome presa entre su cuerpo. Suelto otro pequeño quejido y volteo mi cuerpo hacia su rostro. Sus ojos de un cafe oscuro me observan con dulzura y sonrío un poco ignorando aquel sentimiento de...¿Culpa? Cuando veo a sus ojos es como si viera a los ojos de un extraño y ya ha pasado aproximadamente seis meses desde el accidente.

-Buenos días-digo en voz plana. Sus cejas se alzan al notar mi repentino cambio de humor y sus ojos muestran preocupación.

-¿Nada aún?-pregunta como todos los días y niego con la cabeza, al mismo tiempo que suelto un suspiro cerrando los ojos. Puedo recordar el terror, pero no recuerdo el porqué tenía miedo. Puedo recordar el dolor, pero no se sobre que exactamente y cuando quiero formar imágenes en mi cabeza, tratando de traer la más mínima pista... Nada. Absolutamente, nada. Mi mente es un agujero negro-No te preocupes por eso-me estremezco por su caricia y fingo una sonrisa. Muchas veces su tacto trae sentimientos que nisiquiera puedo explicar. No se si es por todo lo que he pasado, pero aún siento que no estoy conectada con mi esposo.

-Quisiera recordarte-algo en sus ojos cambia pero se da la vuelta y se levanta de la cama, la rodea hacia llegar a mi lado y se arrodilla frente a mi.

-Cuando tuviste el accidente yo lo único que deseaba era tenerte con vida-sonrío un poco-Cuando despertaste fue el mejor día de mi vida. Creeme cariño, no me importó en absoluto que no me recordaras, yo solo deseaba que estuvieras bien. Además, se podría decir que ha sido una nueva oportunidad para nosotros-el toma mi mano y le da un gentil beso-Se que te frustra no saber como hemos hecho nuestra vida, pero calma, solo han pasado seis meses, aun nos quedan muchos por delante. Incluso si no recuerdas nada del pasado, podemos seguir forjando un futuro-mi corazón late con rapidez y siento un nudo en mi garganta. Mi estómago duele y muerdo mi labio inferior.

Nada, absolutamente nada.

-¿Qué haces aun aquí?-pregunto sentandome en la cama. Lucien intenta ocultar su expresión dolida pero aún así puedo notar indicios de su ego roto por mi falta de cariño.

-Pues... - el suspira, sentándose en la cama-Solo quería estar más tiempo contigo después de lo de anoche-una sonrisa pícara aparece en su rostro y me sonrojo un poco. Mi estómago comienza a retorcerse y el nudo vuelve a mi garganta.

Se que probablemente he tenido sexo con mi esposo porque, es mi esposo y lo ha sido durante cinco años pero después del accidente es como si hubiera perdido todo el deseo por él. Los primeros meses después de despertar estuvieron bien, el me cuidó e intentó que mi memoria regresara con todas sus fuerzas pero nunca regresó. Me dio mi espacio hasta que un día...me estremezco internamente. Un día me beso y lo aleje pero de algun modo, el volvió a besarme y le seguí el beso. Sentí que era mi forma de agradecerle por ser tan bueno conmigo, por no dejarme sola. El beso se convirtió en algo más y fue la primera vez que me acosté con él. Al menos así lo sentí yo. Fue incómodo y no quería hacerlo pero lo hice para que la normalidad volviera a nosotros. No lo hizo.

Hay ocasiones en las que me siento bien con el, cuando no pone sus manos encima de mi con esas intenciones. No entiendo porque sucede pero mi corazón se acelera y siento un ataque de panico avecinarse en mi pecho. Lo odio. Odio ser así con mi esposo por un maldito accidente.

Reminiscencia©Where stories live. Discover now