Capítulo XI

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"Fantasías"

El Presente

No estoy demente.

No imaginé al hombre persiguiendome. Tampoco imaginé el grito aterrorizado y escalofriante de la mujer en el bosque, porque si él era real, ella también debió haberlo sido.

Mantengo los ojos cerrados, incapaz de moverme de donde me encuentro por el crudo sentimiento de pánico. No se cuánto tiempo he estado paralizada contra la puerta, pero ha sido lo suficiente para permitir que mi corazón vuelva a latir con normalidad y mi respiración sea constante. Finalmente llevo una de mis manos temblorosas a mi frío rostro y dejo salir un suspiro contenido.

Aún cuando el sentimiento de estar siendo observada sigue en mi pecho, decido levantarme, apoyándome en la puerta y dejo salir un sonido lastimero por el dolor de mi tobillo. Recuesto mi frente contra la puerta y decido reunir la valentía dentro de mí para ser capaz de caminar de regreso a la habitación.

Con dificultad y agarrándome de los muebles, llego hacia las escaleras y al momento de subirlas, muerdo mi labio inferior con fuerza para no dejar salir ningún sonido de dolor. Finalmente llego al segundo piso y me dejo caer en uno de lo sofás de la sala sin poder llegar a la habitación por el palpitar de mi tobillo.

Cubro mi rostro con uno de mis brazos y tiemblo de frío y pavor al recordar aquellos ojos azules. ¿Qué hacía una persona dentro de la propiedad y cómo logró entrar? Me estremezco nuevamente, recordando que estoy completamente sola en la casa y Lucien no regresa pronto.

Llevo mi mano al bolsillo de mi sudadera recordando mi celular, y toco la pantalla para ver la hora. Frunzo el ceño al ver que son las tres de la mañana y Lucien no ha regresado. Parece ser demasiado tarde como para estar trabajando en el caso de un paciente a estas horas, incluso me hace dudar nuevamente de él y recordar lo de esta mañana ¿Podría estar realmente engañandome?

Decido sentarme en el sofá sin mover demasiado mi pie y tomo la manta que adorna el sofá para cubrir mi cuerpo tembloroso. Intento mantener mis ojos abiertos, para prevenir la entrada de cualquier intruso a la casa y mantenerme alerta, por lo menos hasta que Lucien decida aparecer; y estoy totalmente dispuesta a esperar al mentiroso de mi esposo para reclamarle sus mentiras y secretos, pero el sonido del péndulo del reloj antiguo que decora la sala se hace cada vez más presente y cabeceo cansada, hasta que me es imposible abrir los ojos nuevamente...


El sonido de las pisadas en el techo y el de las llaves que abren la puerta de esta habitación, me avisan que inicia un nuevo día. Me pregunto de qué humor se encontrará él. Espero que se encuentre de mal humor, porque aunque recibo sus golpizas por más de media hora, al menos no tengo que soportar la sensación de su cuerpo, sobre y dentro de mí.

Intento inútilmente aflojar las sogas de mis muñecas y tobillos pero eso solo ocasiona que las heridas se abran nuevamente.

Cierro los ojos de inmediato cuando escucho el sonido del picaporte girar y ruego para que este día me deje tranquila por primera vez. No se cuánto tiempo he estado dentro de esta habitación, pero él ha venido cada día desde que desperté a hacer mi vida un infierno. Muchas veces solo se sienta en la cama junto a mí y me observa, otras veces intenta tocarme y peleo con todas mis fuerzas hasta que se cansa y comienza a golpearme. Muchas otras veces él intenta tocarme y no puedo evitarlo, así que alejo mi mente de este lugar, deseando poder terminar con mi vida.

Reminiscencia©Where stories live. Discover now