33 - Su sombra. Parte I 🌊

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𝓔stas últimas semanas han sido de locos

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𝓔stas últimas semanas han sido de locos. Al principio me sentía muy desubicada en un ambiente tan diferente al de Mystic Hill, conviviendo con personas acostumbradas a un ritmo de vida más ajetreado que el mío, pero con el paso de los días fui transformando esa sensación de turista en una de pertenencia al que se estaba convirtiendo en mi nuevo hogar. Mi habitación así al menos me hacía sentir, con un montón de pósteres de cantantes famosos adornando las paredes grisáceas, material de dibujo en cada esquina, y un caballete de segunda mano frente a mi cama.

Qué inocente era aquella Odette que había aterrizado en New Heaven creyendo que vendría únicamente a estudiar y, con suerte, hacer nuevos amigos. Me había olvidado de lo más importante, las juergas universitarias, las fraternidades, las actividades extraacadémicas y, sobre todo, de los tíos buenos. ¿Acaso los chicos del resto de América estaban más desarrollados que los de Mystic Hill? ¿O es que en un verano habían pegado el estirón? Porque ¡santo cielo! Ya no me parecía estar rodeada de adolescentes sino de hombres. Y qué hombres.

Extrañamente, con quienes más hablaba por mensajería era con Amanda y Alyssa. La primera envidiaba la vida universitaria que llevaba; no por nada Yale era conocida como la más divertida de todas. La segunda me agradecía constantemente haber sido su impulso definitivo para decidirse a viajar a tierras italianas y estudiar lo que verdaderamente le apasionaba. Si algo no le faltaría a Alyssa en Italia serían chicos guapos. ¡Con menudos bomboncitos europeos se codeaba!

De Friday, en cambio, seguía sin tener noticias. Era doloroso pensar que nuestra amistad hubiese terminado, pero si también había dejado de hablar con Amanda debía de haber otra razón de fondo. Algo que lo estuviese manteniendo demasiado ocupado. Ojalá solo fuese Becca y unas intensas jornadas sexuales lo que le tenían alejado del teléfono móvil.

Sobre Simon... Prácticamente ya no pensaba en él. Cuatro meses después de que se hubiese esfumado, ya no era más que una sombra que iba siendo desplazada por los rayos del sol y muy pronto terminaría por desaparecer. Mucho tenían que ver en mi recuperación los chicos del campus, y aunque algo más lejos, también Night. Desde nuestro reencuentro en el bosque habíamos estado manteniendo una relación amistosa mediante videollamadas y mensajes de texto. Aunque al principio fue bastante serio y distante, con el tiempo se había ido abriendo a mí, mostrándome la persona divertida que se escondía detrás del policía intimidatorio que se esforzaba por aparentar.

Lejos de aquella vida ajetreada, con altibajos y nuevas amistades cobrando fuerza cada día, las tardes de los jueves eran especiales para mejorar mis habilidades artísticas. Era increíble lo mucho que había progresado desde que comencé la universidad, y solo habían pasado un par de semanas desde entonces. Tal vez el ambiente que me rodeaba era el propicio.

Sentada frente a mi caballete clavaba la mirada en el papel y bocetaba a mano alzada el que sería mi primer proyecto, una ilustración cargada de simbolismo que me representaba más de lo que nadie sería capaz de entender. A ojos de cualquiera no representaba más que una muchacha alegre que se descolgaba su pesada mochila escolar al adentrarse en su nueva habitación. Para mí, era un fiel reflejo de cómo me sentía. Una joven que se deshacía de un gran peso, capaz de olvidar el pasado y sonreír al presente, a su nueva vida.

Anatomía del chico perfecto [GRATIS]Where stories live. Discover now