SOLO MÍA ━━ [Finalizado] 《2》

21. Caesar Clown y los hermanos Charlotte (Borrador)

—¿Dónde estoy? —preguntó (Tn) al abrir los ojos con mucha dificultad.

—Querida... al fin despertaste.

—Abre la boca, es hora de tu medicina. —dijo el extraño con cuernos de oveja.

—¿Medi-cina? —musitó confundida al encontrarse en la habitación de una especie de hospital, acostada en una camilla.

—Mi niña, ¿estás bien?

—¿Donde estoy? ¿Quien eres? —intentó sentarse pero se sentía demasiado mareada.

—Mi nombre es Caesar. Llámame Doctor Caesar. —se presentó al hacer que (Tn) tragase una píldora. Como pudo, (Tn) se sentó en la orilla de la camilla y empezó a vomitar todo lo que había comido—. Eso mi niña, todo está bien. —le frotaba la espalda mientras ella vomitaba—. Ese es el efecto de mi dro... de esa maldita droga que te inyectaron en tu pobre cuello. —le consolaba el amable doctor—. Iré por otra píldora. Siéntate y descansa. —le sugirió antes de salir con rumbo al laboratorio.

(Tn) esperó a que el extraño se diera la media vuelta y se alejara para huir de ese lugar. Sabía de más que algo no andaba bien, y al tener la oportunidad, se puso de pie y apresuró su paso a la salida de la habitación. El mareo le dificultaba la visión y el balance, pero se esforzó y empezó a correr por el largo pasillo que conducía a varias puertas. Optó por girar a la derecha, pero en ese momento su cara fue a dar de lleno con el estómago de un hombre muy alto.

—¿Vas algún lado? —le preguntó el enorme hombre.

—¿Quien eres? —preguntó muy asustada. Como aquel lugar parecía un hospital, y el hombre no lucía como un doctor, hizo el intento de obtener información sobre su situación—. ¿Donde estoy? ¿Dónde está Kid, Killer, y Oniichan? ¿Me dejarías hablar con ellos, por f-favor? —pidió con mucho temor mirando hacia arriba, pues el tipo era aún más alto que Kid o Hawkins.

—Mira nada más. —le dijo el hombre sonriendo de manera picaresca—. Estás temblando. —se agachó para verla de cerca y ella dio pasos en reversa—. Tranquila... nadie te hará daño. —dijo con una expresión amistosa, la cuál intercambió por un aura siniestra y una sonrisa malévola—. Tan sólo necesitamos tu sangre, la vamos a extraer hasta que quedes seca y luego te dejaremos en paz. —habló con un tono burlón. La miraba de pies a cabeza y sonrió de manera maliciosa. La levantó de un brazo y la puso frente a Él—. Mírate... estás tan asustada. ¡Qué linda! —la observó lamiéndose los labios.