2. Kid y su tripulación (Borrador)

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Se escuchaban algunos pasos acercándose, cuando la puerta se abrió repentinamente, dejando ver a dos hombres que se asomaban.

—Señorita, ¿cómo se siente? —preguntó uno de ellos.

—Con mucho dolor, tan sólo esperando la hora de mi muerte. —respondió la inquieta chiquilla al regresar a la cama

—Es gracioso de tu parte —dijo el otro, el de la melena rubia, quien portaba una extraña máscara de hierro con agujeros. Sonó algo divertido por el comentario—, pero nadie te hará nada. Kid no es tan despiadado como parece. Te mataría sólo si te considera una enemiga.

 Te mataría sólo si te considera una enemiga

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—¿Y crees que me considera una enemiga?

—Bueno... sigues viva, ¿no? —replicó el enmascarado.

—Supongo que tienes razón, enmascarado-san. —concordó ella con cierta calma.

El muchacho de la bata blanca le regaló una sonrisa a la (no tan) convaleciente señorita, al momento de pedir permiso para revisarla.

—Bueno, todo está bien, tus costillas y tu brazo sanarán más pronto de lo que creí, pero me intrigan las heridas que tenías en la cabeza y en la cara, no pude haberlas imaginado, ¿o sí? —se frotó la sien al liberar un suspiro cansado—. La verdad es que estaba tan ebrio..., que no recuerdo casi nada de lo que hice al atenderte. —comentó riendo simpáticamente.

Habiendo escuchado eso, una gota de sudor bajó por la frente de la joven, quien se cuestionaba: ¿cómo era posible escuchar eso de un Doctor? Bueno, era un pirata después de todo.

El muchacho siguió tratando de recordar lo que había hecho el día anterior, cuando curó la pequeña paciente, pero nada vino a su mente.

—De todas maneras, creo que en el tiempo que tardemos en llegar a la primera isla, estarás lista para desembarcar y podrás seguir con tu vida con normalidad. —continuó explicando el sonriente médico—. Por tu mano alzada...supongo que tienes preguntas.

—¿Acaso estás en la escuela? —preguntó el enmascarado, entre carcajadas. Su risa era contagiosa, y un tanto peculiar.

—¡Sí! Tengo una pregunta Sensei, t-tú... ¿crees que el señor Eustass me deje ir... viva, y pueda desembarcar sana y salva en la siguiente isla?

El rubio y el doctor volvieron a reír, al ver que la mano de la torpe chica seguía en el aire.

—¿Qué edad tienes? —preguntó el risueño doctor.

—Diecinueve.

—¿Eh? —rechistó el doctor. Ladeó su cabeza y se cruzó de brazos—. Tu estatura no va de acorde con tu edad. —comentó con un tono un poco burlista. Ella gruñó molesta por lo dicho sobre su estatura, y él notó que no le pareció la observación, por lo tanto, dijo—: está bien, lo siento, lo siento, ¡no te enojes! —se carcajeó—. Y sí... el capitán te dejará ir no te preocupes. Sólo no lo hagas enojar.

SOLO MÍA ━━ [Finalizado] 《2》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora