ocho

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NATSUKI CORRÍA por la montaña sintiendo como en cualquier momento sus pulmones saldrían por su boca del esfuerzo. Le dolía el pecho por correr tan rápido.

— Llego tarde, llego tarde, llego tarde...

Cuando por fin llegó clase, tocó la puerta y abrió:— Siento el retra...— Natsuki abrió la boca sorprendida al ver cómo una máquina lanzaba balines anti-sensei a diestro y siniestro. Natsuki cerró la puerta de golpe.— No quiero saber nada.

A sus espaldas, un carraspeo masculino hizo que se le helara el cuerpo.

— Karasuma...— Natsuki rio nerviosa al ver como el adulto la miraba con reproche.— Buenos días...— Tadaomi negó rodando los ojos.

— Ahórrate las palabras, limpiarás los balines en cuanto acabe la clase.

— ¡No es justo!— Tadaomi alzó una ceja.

— Yo creo que sí, es tu castigo por no ser puntual.— Natsuki abrió la boca ofendida.

— Sólo a sido hoy.

— Sí, en esta semana, y estamos a lunes.— Natsuki hizo una mueca, pero no respondió sabiendo que era verdad.— No sé hable más, la escoba esta en el almacén del material de educación física.

Karasuma volvió a la sala de profesores y Natsuki esperó a que los disparos dejasen de sonar.

— Buenos días y siento el retraso Koro-sensei.— Se disculpó la joven mirando de reojo a la artillería al fondo del aula. La pelinegra no espero una respuesta, sino que con cuidado de no caer por culpa de los balines, se acercó hasta su sitio.

— ¿Qué te ha pasado hoy?— Susurró Karma acercando su mesa a la de ella para poder hablar mejor.

— No me ha sonado el despertador, ni siquiera lo encuentro.

— Está en mi habitación.— Natsuki lo miró confundida mientras Karma reía por lo bajini para que Koro-sensei no lo regañase.

— ¿Qué demonios hace ahí?— Karma se encogió de hombros.

— Dímelo tú, siempre lo tiras... ¿Acaso buscas una excusa para entrar en mi habitación?— Preguntó coquetamente acercando su cara a la de la azabache. Terasaka rodó los ojos y movió su mesa hacia la pared para alejarse de ellos.

— No sé, ¿tú buscaste una excusa para robarme la foto?— Karma no pudo evitar soltar una carcajada, lo que provocó que Koro-sensei dejase de lado la literatura japonesa del Siglo XI y lo mirase.

— Karma, ¿hay algo que quieras compartir con la clase?— El pelirrojo miró a Natsuki en busca de ayuda pero la chica soltó una risita victoriosa antes de encogerse de hombros.

HABÍAN PASADO un par de días desde que la nueva alumna había hecho acto de presencia y realmente todos estaban hartos de ella, no había una sola hora del día en la que la Artillería no interrumpiese una clase para atacar a Koro-sensei

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HABÍAN PASADO un par de días desde que la nueva alumna había hecho acto de presencia y realmente todos estaban hartos de ella, no había una sola hora del día en la que la Artillería no interrumpiese una clase para atacar a Koro-sensei.

hit and run ▭ karma akabaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora