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Janeth no ha querido dejarme solo por ningún motivo

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Janeth no ha querido dejarme solo por ningún motivo. Ya supe toda la historia sobre lo que hizo Sean, y aunque me siento un poco mal por lo que quizá pudo pasarle, estoy bastante enojado. Le dije que Selene estaría bien, que ella sabría como salir y cuidarse de Matt una vez que la interrogaran sobre el evento de máscaras. Pero no, quiso actuar sólo, traicionandome, poniendo a todos nosotros en peligro. Al menos me alivia saber que al final decidió hacer lo mejor, pero eso no me hace sentir tan bien como quisiera. Tenemos muy poco tiempo. Matt ha salido de la cárcel y necesita de Janeth para hacer su gran escape.

—Debes ir a descansar —le pido.
—No quiero dejarte —expresa—. ¿Y sí vienen?
—Aún tenemos tiempo —digo, un poco inseguro—. Selene tiene un lugar seguro al que puedes ir.
—Tengo miedo —murmura, asustada.
—Yo también, pero necesitamos seguir. —Tomo su mano y le doy un beso—. Hay que acabar con todo esto.

Janeth me mira. Sabe de lo que hablo. Con Matt presente, la posibilidad de que estamos juntos nunca va a darse. Se acurruca en mi pecho y me besa con ternura, entendiendo el mensaje.

—¿Nos vamos? —Selene entra y sonríe al vernos así—. ¿O prefieren que los deje solos?
—Debo ir a descansar —repite Janeth.

Selene asiente, me observa y entiende lo que quiero decirle. Necesitamos un plan nuevo, algo que acabe con todos de una vez. Janeth me da otro beso, y las veo irse antes de conciliar el sueño. Me siento mejor ahora que Janeth está conmigo, pero no puedo bajar la guardia… No de nuevo.

Ya ha amanecido cuando la enfermera entra para revisarme. Hace el chequeo rutinario, observo con atención como empieza a quitar las agujas de mis manos y noto la prisa en sus movimientos.

—¿Qué sucede?
—Vinieron a buscar a la chica —responde—. El doctor me pidió que lo dejara irse.

Al ponerme en pie, el dolor se agudiza y apenas si puedo fingir que todo está bien. Selene llega justo a tiempo para firmar el alta y sacarme de ahí.

—¿Estás bien? —le pregunto cuando ya estamos en el auto.
—Lo estaré cuando terminemos con esto —murmura—. Janeth ha tenido una idea, y creo que debemos usarla.
—¿De qué va?
—Cuándo lleguemos te lo explicará.

Observo a Selene. Noto lo preocupada que está. Prefiero no decir nada sobre Sean y me quedo en silencio hasta que llegamos a un lugar que no conozco. Cuando bajo, Abby es la primera en recibirme.

—Que alegría que estés bien —dice antes de darme un gran abrazo.
—¿Dónde estamos?
—Es mi casa —me explica—. Selene me dijo que necesitaban un lugar seguro. Janeth está ahí dentro.

Me adentro a su hogar y Janeth casi corre a mis brazos cuando me ve cruzar la sala. Trae un vestido holgado que la hace ver muy juvenil. Sonríe emocionada, toma mi mano y me lleva hasta uno de los sillones. Abby y Selene se sientan alrededor mío, y sospecho que algo no anda muy bien.

—¿Qué pasa? —murmuro preocupado.
—Trajé todos los papeles que tenías sobre el caso de Matt —me informa Selene—. Y entre las tres estuvimos revisándolos para idear un plan.
—Notamos que la única manera en la que Matt puede tener acceso al dinero es que yo solicite el retiro de las cuentas —habla Janeth. Me mira y sé lo que está a punto de decir—. Decidí ir yo misma por el, ponerlo en un lugar seguro y esperar que Matt muerda la carnada para volver a encerrarlo.
—Janeth —digo su nombre, preocupado por lo peligroso del plan—. Si Matt se entera…
—Eso queremos —trata de reconfortarme Selene—. Así podemos atraparlo. Regresarlo a la cárcel.
—¿Bajo que concepto? —cuestiono molesto.
—Secuestro, fraude, desviación de recursos, corrupción… —enumera Abby.

—Es una locura… —les reprocho—. Debe haber otra forma.
—La hay —añade Selene.

Me pongo de pie incapaz de seguir quieto. Observo los papeles, la fotografía de Janeth, la de su madre, recuerdo el pedido de la señora Park, el discurso que me dio y sé la otra forma. Janeth debe entregarse. Ir con Matt, cobrar el dinero, fingir que volverá con él mientras nosotros conseguimos la última pieza de todo el rompecabezas.

—¿Estás segura? —pregunto.

Janeth asiente. Se pone de pie y se acerca a mí. Sus dedos acarician mi rostro con ternura antes de unir sus labios con los míos. El beso es corto, muy de despedida, y siento como mi pecho duele por tener que alejarme de ella.

—Prepararemos todo —avisa Selene—.  Janeth irá con Madame y esperará ahí hasta que Matt vaya por ella.
—¿Y nosotros?
—Tu te quedas aquí hasta que estés mejor —ordena—. Yo iré al departamento de Sean. Seguro encontraré algo útil.

Dejamos que un silencio incómodo nos envuelva. Selene murmura algo que no distingo y se pierde de mi campo visión.

—Estará bien —le indico a Janeth que la mira preocupada.
—Espero que no me odie por lo que pudo pasarle a Sean —dice desanimada.
—Sabíamos a lo que nos metíamos cuando supimos tu caso —le informo—. Sean decidió salirse del plan y obtuvo las consecuencias.
—Pero me salvó y quizá ahora ya esté…

La interrumpo poniendo mi dedo sobre su boca. Acaricio su rostro, admirando lo hermosa que es. Nunca pensé que aceptar el trabajo me haría enamorarme, dejar atrás todos los miedos y enfrentarme a las consecuencias de mis actos con tal de salvarla.

—Nada de lo que nos ha sucedido es tu culpa —le recuerdo.

Janeth me abraza, y yo no dejo de apretarla contra mi cuerpo hasta que Abby nos indica que ha llegado la hora. Vuelvo a besarla, ahora con más fervor, y dejo que se vaya, no sin antes prometerle que iré por ella, no me importa donde sea que Matt decida esconderla.

Juguemos a que soy tuyaWhere stories live. Discover now