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Despierto en una habitación que no es la mía

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Despierto en una habitación que no es la mía. Trato de incorporarme, pero solo consigo que un fuerte dolor de cabeza me haga volver a recostarme. Pienso en lo sucedido. He sido secuestrada, y seguramente Rick va a estar buscandome como loco. Trato de abrir la puerta sin éxito alguno. Tanteo todo a mi alrededor en búsqueda de un teléfono, de mi maleta, de mi bolso, cualquier cosa que me ayude a salir de aquí, pero no hay nada. Voy al baño en búsqueda de una ventana, y el resultado es el mismo. Estoy completamente encerrada.

Doy un profundo respiro para calmarme. Entrar en pánico no me serviría de nada. Debo tener la mente tranquila, estar consciente de que no me harán daño y de que pronto saldré de aquí. Mojo mi rostro para lograr serenarme por completo. Debo ser inteligente. Estoy casi segura que todo es por Matt. Madame lo dijo. Me está buscando. Descubrió que Rick me contrató y por eso fueron a su casa a buscarme. Y ese hombre, Sean, conoce a Rick.

Pero hay algo más.

—¿Dónde está? —oigo afuera. Salgo del baño justo cuando abren la puerta. Una anciana entra al cuarto—. ¿Janeth?

—¿Quién es?

—Voy a explicarte todo, querida, pero necesito que te acerques a mí.

No me muevo. Tengo tanto miedo que mis piernas no reaccionan. Hacerse la valiente no es fácil cuando sabes que todo está en tu contra, cuando gente desconocida te conoce y habla con tanta familiaridad.

—Anda, mujer, no voy a hacerte nada.

Doy un paso al frente y me muevo por inercia hacia ella. Parece ser una mujer amable, pero cuando me ve toda esa sensación se esfuma.

—Vaya… Eres idéntica a tu madre.

—¿Mi madre? —suelto.

—Sí, eres igual a ella. —Sujeta mi brazo y me lleva por el lugar hasta la sala donde Sean y otro hombre esperan—. ¿Está todo listo?

—Matt está feliz de que la hayamos encontrado —habla el otro hombre—. Dice que nos recompensara bastante bien.

—¿Y Rick? —pregunta Sean—. ¿Qué pasará con él?

La anciana suelta una pequeña risa mientras me empuja a uno de los sillones para que me siente. El otro hombre hace lo mismo, y Sean parece que no entiende lo que es tan gracioso.

—¿Qué pasará con Rick?

—Nos hemos encargado de él —suelta la anciana—. No creo que vuelva a molestarnos.

—¿Encargado? —murmuro, sintiendo un enorme vacío en el estómago—. ¿Qué… qué significa eso?

—Que no volverá a molestarnos —corta la anciana en tono molesto—. Tenemos que seguir el plan y ese abogado solo era un estorbo.

—¡Matar a Rick no era parte del plan! —grita Sean.

El vacío en mi estómago es cada vez más grande, tengo ganas de vomitar. Mataron a Rick por mí, por mi culpa, por haber estado con Matt. Sujeto mi cabeza debido a la punzada que me atraviesa. Siento como los ojos empezar a arderme por las lágrimas que quieren salir. No pude despedirme, ni disculparme por haberle dicho que lo amaba.

—Los planes han cambiado, y si no quieres acabar igual que él, más te vale obedecer —lo amenaza la anciana. Cuando volteo a verla tiene una pistola en sus manos—. Vamos a preparar a Janeth para el encuentro con su amado.

—¿Quiénes son? —murmuro dolida—. ¿Qué quieren?

—Somos tu familia, querida —dice la anciana con una dulzura falsa—. Yo soy tu abuela, y él es tu padre.

—¿Y mi madre? ¿Qué sabe de ella?

—Esa arpía —murmura en voz baja—. Tenemos cosas que hacer, y poco tiempo para cumplirlo. Luego te contaré sobre ella.

Se acerca a mi y me empuja de vuelta a la habitación. Sujeta con fuerza mi muñeca, guiándome al baño, y me empuja al interior.

—¿De verdad está muerto? —pregunto mientras la veo abrir las llaves del agua.

—¿El abogado? —Asiento y ella suelta una risa que me hace sentir un escalofrío—. Más que eso. Y será mejor que dejes pensar en eso, Matt nos espera.

Me deja envuelta en el vapor del agua caliente, sin saber que sentir, pensar, o siquiera hacer... Hasta que mis piernas actúan solas y corren detrás de ella para detenerla. Pero es muy tarde. Cierra la puerta justo en mi cara y la escucho poner llave, dejándome encerrada. Me dejo caer de rodillas y comienzo a llorar por Rick, por Matt, por Madame, por no saber nada y sentirme tan tonta, tan inútil.

Me detengo cuando oigo a alguien intentando abrir la puerta. Me pongo de pie como puedo, limpio mis lágrimas y espero a que la anciana me regañe por no hacer caso a sus palabras, pero no. Sean abre, va al baño para cerrar las llaves del agua y me toma de la muñeca para jalarme fuera de ahí.

—Tenemos que irnos —me avisa. Yo pongo resistencia, le doy una bofetada, y me suelta—. Perdoname, Janeth. Entré en pánico.

—Mataron a Rick por tu culpa —suelto, dolida—. ¡Lo mataron!

Reprimo el sollozo que quiere salirse del fondo de mi pecho y escudriño con la mirada a Sean. Me mira avergonzado, da un paso al frente y toma mis manos, en un intento de consolarme.

—No lo hicieron —afirma—. Y yo metí la pata hasta el fondo. Necesitamos irnos.

—¿Qué?

—No puedo explicarte, solo sé que tenemos que irnos.

Me dejo guiar por él sin poder creer lo que me ha dicho. Rick está bien. Rick no está muerto. Lo contenta que me pone la noticia no me ayuda mucho cuando nos encontramos con la anciana y Matt en el pasillo, hablando sobre un acuerdo.

—Cuando te diga que corras, lo haces —pide Sean, dándome su teléfono—. Una vez que estés a salvo, llama a Selene. Dile que lo siento mucho.

Me hace salir de un empujón, caminar con cautela hacia las escaleras, y me grita corra. Yo lo hago, sin mirar atrás, ni confirmar si Matt me ha visto y sus pasos son los que me persiguen.

Juguemos a que soy tuyaWhere stories live. Discover now