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Matt no dice nada mientras volvemos al hotel

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Matt no dice nada mientras volvemos al hotel. Su mano acaricia la mía, pero solo es un reflejo a lo perdido que está en sus propios pensamientos. Yo veo el paisaje, la nieve que cubre ambos lados de la carretera y pienso en si realmente Matt cumplirá su palabra de liberar a Rick. Sin pensarlo me acaricio los labios, gesto que Matt nota, lo que lo hace soltarme.

—¿Algo que quieras decirme? —cuestiona enojado. Yo niego con la cabeza, llena de miedo porque sepa que besé a Rick—. ¿Segura? ¿Nada qué decir sobre una llamada?

Suelto el aire que tenía atrapado en mis pulmones llena de alivio y suelto una risa. El auto detiene su marcha, la puerta se abre y siento como soy jalada al exterior. El frío golpea mi rostro y veo como Matt cierra la puerta para hacer que el auto comience a avanzar. No entro en pánico porque sé que está jugando conmigo, así que doy media vuelta y empiezo a caminar de vuelta a la casa a mitad del bosque, lo que hace que el auto frene de golpe y comience a moverse rápidamente hacia donde estoy.

—¿A dónde vas?

—Si piensas que me voy a quedar ahí parada esperando a que se te pase el berrinche, estás muy equivocado —suelto—. Iré a esperar a un lugar con techo.

—¡Janeth! —grita y me detengo. Doy media vuelta para verlo caminar en mi dirección—. Lo siento, es que... Ya no sé en quién confíar y me dijeron que hiciste una llamada, y pensé que...

—Llamé a Madame —confieso—. Queria preguntarle qué debía hacer, y si podía avisarle a alguien sobre mi boda. No pensé que te fuera a molestar eso.

—¿Y por qué no me dijiste?

—Tengo miedo, Matt... De ti.

No dice nada. Se limita a abrazarme y hacerme entrar de nuevo al auto. Lo que resta del camino se queda en silencio, sin decir palabra alguna sobre lo que le he dicho hasta que llegamos al hotel.

—¿Y a quién querías avisarle de la boda?

—Se llama Selene —digo, segura de que ella es la única que puede ayudarme a salir de aquí—. Seguro la conoces, tus hombres hablaron con ella.

—Mis hombres hablan con muchas personas —habla frustrado—. ¿Es importante para ti?

Asiento. Matt me mira indeciso, como si no supiera si debería confiar en mi y suspira. Subimos a nuestra habitación, donde decido darme un baño para intentar relajarme un poco. Estoy a punto de entrar a la bañera cuando Matt entra con un celular en la mano.

—Habla con Madame, que ella te de el número e invitala tu misma —me pide. La manera en la que habla me recuerda tanto a la primera vez que salí con él y lo mucho que quería repetir la experiencia—. Y no tengas miedo, no voy a hacerte daño.

Sus dedos abren un poco mi bata para ver mis pechos, veo como se muerde los labios y lo dejo mirarme, a la expectativa de sus movimientos. Trago saliva, sin saber si debería dar o no el siguiente paso y me muevo hacia atrás, lo que despierta de su trance. Cierra mi bata, besa mi frente y sale del baño para dejarme sola.

***

Logré contactar a Selene, quien me ha dicho que le llamó a Sean para advertirle sobre Rick. Mi corazón se alivia un poco al saber que Rick puede estar libre y a salvo, recuerdo su beso, lo herido que estaba por mi culpa y empiezo a sollozar en silencio. No quiero casarme con Matt, no quiero estar aquí, quiero regresar con Abby, con Rick... Oigo algunos pasos y me pongo de pie para recibir a Matt. Al verme acaricia mi mejilla, nota que he estado llorando y lo reconforto con un beso suave. Debo tener cuidado. Matt no es tonto, sospecha de mis sentimientos y aunque ha logrado mantenerse calmado, las cosas no seguirán así una vez que estemos casados. Tengo un mal presentimiento atorado en el pecho.

—¿Estás bien? —Pregunta Matt, abrazándome por detrás.
—Algo nerviosa —confieso — .¿Y tú?
—Ansioso —responde con una sonrisa. Sus labios recorren mi cuello mientras sus dedos aprietan mi cintura—. Ya quiero volver a hacerte mía.
Suelto un grito ahogado, que bien podría confundirse con un gemido, y Matt toma eso como una señal de que debe seguir con sus caricias. Sus besos marcan un camino a lo largo de toda mi clavicula mientras sus dedos suben por mi vientre para colarse en mi entrepierna. Suspiro al sentir su tacto y cierro los ojos para imaginar que es Rick quien me está tocando.

—Cuando te deje, pensé que nunca más te volvería a tener así —jadea en mi oído. Su mano sale de mi entrepierna y me gira para besarme profundo—. Amaba hacerte mía, tener exclusividad sobre ti por ser el que tenía más poder. Eras la mejor de todas las damas y nadie más podía tenerte porque eras mía —Logra moverse hacia la cama para hacerme caer en ella y ponerse sobre mí—. Eres mía, Janeth, y nada ni nadie va a evitarlo.

Me da un beso agresivo que me hace creer que este será el momento y solo tendré dos opciones: resistirme o fingir que quiero tener sexo, pero se levanta. Me quedo mirando al techo por unos segundos hasta que me levanto. Matt empieza a desvestirse como si no hubiera estado a punto de obligarme a estar con él y se pasea a mi alrededor gustoso del efecto que tiene sobre mí.

—Dije que no te haría daño, no es así —me recuerda y sale de la habitación dejándome sola con el miedo instalado en mi estómago.

Juguemos a que soy tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora