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Rick

El salón comienza a llenarse de rostros con máscara que van de un lado a otro, disfrutando del evento que Selene ha preparado con tanto esmero. Recorro con cautela el lugar, ansioso de no reconocer a la mayoría de los invitados. Tomo una copa de vino blanco de uno de los meseros que se pasean por el lugar y trato de mitigar los nervios que quieren invadirme.

Se supone que todo va a salir bien, es un plan ideado hasta el mínimo detalle y las probabilidades de que sepan que Janeth está aquí, y de que voy a pujar por ella para ganarla, son casi nulas. Por lo mismo, no entiendo el mal presentimiento que me embarga una vez que estoy consciente de que, una vez que Janeth esté conmigo ys no hay vuelta atrás.

Oigo un tintineo, que proviene de mi celular y leo el corto mensaje de Selene:

Arreglé el asunto de los hombres. Todo perfecto.

Respondo con un breve ok, mientras siento que el corazón va a salirse de mi pecho debido a la rapidez con la que late. Nunca en mi vida me había sentido así, lo que me frustra. Soy uno de los mejores abogados de la ciudad, defensor de todo tipo de personas, orador innato, y no puedo con el hecho de que pronto voy a estar acompañado de una mujer con la viviré durante los próximos meses.

La orquesta llama mi atención, como pasa con todos los presentes, y me acerco al escenario. Aprieto los puños, inhalo profundamente y dejo salir en aire, listo para poner en marcha lo que tantos meses llevamos preparando.

Los aplausos no se hacen esperar cuando Selene hace su aparición, con las diez mujeres que serán subastadas. Mi mirada se enfoca en Janeth, que reconozco debido al vestido que trae puesto. Maldigo a Sean por casi obligarme a aceptar esto, y cruzo los dedos, deseando que su plan salga tal y como lo planeamos.

Hace un saludo general,  antes de comenzar con un discurso aburrido sobre la educación de los niños y lo importante que será para ellos la participación de los presentes en el evento. Agradece que estemos ahí, y presenta a las mujeres con nombres de diosas griegas.

Por un momento olvido que el evento es una cortina para encubrir mi encuentro con Janeth y me dejo llevar por la emoción que embarga a los invitados cuando la subasta inicia. Una a una, las mujeres son vendidas al mejor postor hasta que llegamos a la última y la única que me interesa.

Cuando Janeth da un paso al frente no puedo quitarlo los ojos de encima. La máscara va mas que perfecta con su rostro, resaltando el color café de sus ojos. El vestido se ciñe en su cintura, dándole una bonita figura de reloj de arena que se realza con el escote tipo corazón que deja a la vista su cuello. La forma en la que sus labios apenas se levantan me recuerdan mucho a la Mona Lisa, mirando a todos con un secreto que sólo ella conoce.

—¿Cuánto darían por una noche acompañados de la Diosa del amor? —La voz de Selene me regresa al presente. Hace un movimiento de cabeza, y sé que ha llegado mi momento de actuar—. ¿Alguien dijo cinco mil dólares?

—¡Cinco mil doláres aquí! —grita un hombre detrás de mí.

Así, Selene va aumentando la cantidad hasta que llega a una cifra que no llega a molestarme. Cuando veo que nadie más va a ofrecer más levanto la mano y grito.

—¡Treinta mil dólares!

La sala se llena de silencio, escucho algunos murmuros, sonidos de desilusión y espero a que Selene me de el gane. 

—A las dos… —cuenta.

Está a punto de dar por finalizada la subasta cuando oigo al fondo a alguien ofrece cincuenta mil doláres. Veo el rostro de terror de Selene, las exclamaciones de asombro por parte del público y, los murmullos que se elevan. Aprieto los puños, enfoco a Janeth para que sepa que yo soy el hombre correcto y, sin tener otra opción, digo una cantidad más alta.

—Cincuenta y cinco mil dólares —guiño con una voz que no se parece en absoluto a la mia—. En efectivo. 

—Sesenta mil dólares  —responde. Giro la cabeza, tratando de buscarle dueño a la voz—. Con intereses.

—Caballeros… —murmura Selene, más que confundida—. Esto no…

Parece que el caos quiere invadir el lugar. Me acerco lo más que puedo al escenario, dispuesto a saltar con tal de salvar a Janeth, pero Selene me detiene. La única forma de obtener a Janeth es decir una cantidad ridículamente grande que acabe con este circo de una vez por todas.

Juguemos a que soy tuyaWhere stories live. Discover now