Janeth ha sido obligada a volver como dama de compañía, y romper la promesa de amor que hizo un año atrás.
Rick no tuvo otra opción más que contratarla, como parte de un gran plan que intentará protegerla de uno de sus clientes.
Ambos saben que en...
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Matt parece bastante decidido a matarnos. Janeth respira fuerte, casi como si le doliera y me sujeta del brazo temerosa de la pistola que nos apunta. Yo la muevo detrás de mí, en un intento de protegerla y pienso en si sería una buena idea correr en dirección a Matt.
—Ella es mía —gruñe Matt acercándose.
—Déjala en paz —le pido—. Ya tienes tu dinero y tu libertad. Perderás todo si sigues insistiendo en casarte con ella.
Dispara justo a nuestros pies haciendo que Janeth suelte un grito. Me mira llena de terror y yo intento pensar en una forma de sacarnos de aquí. De momento, oímos unos murmullos cercanos que distraen a Matt y aprovecho para lanzarme contra él. Forcejeamos con el arma, haciendo que suelte varios disparos hasta que por fin logró que la suelte. Lo tengo agarrado del cuello, decidido a matarlo, pero Matt logra zafarse dándome un fuerte golpe en la cabeza con una piedra que logra agarrar.
—Ella es mía —gruñe levantándose y poniéndose sobre mí—. Debí matarte con mis propias manos.
Sus manos aprietan mi cuello y busco desesperadamente otra toca o un pedazo de manera con la que pueda golpearlo. Cada vez me siento más débil hasta que oigo el click de la pistola. Matt me suelta y veo a Janeth apuntandole en la cabeza.
—No quieres hacer eso —la amenaza Matt—. Puedes lastimar a alguien.
—Déjanos en paz —susurra Janeth.
—Pensé que no sentías nada por él —recuerda Matt, levantándose.
Doy un profundo respiro al sentirme liberado y me pongo de pie para pedirle a Janeth la pistola. Sus ojos no dejan de mirar a Matt, sus manos tiemblan y veo lo determinada que esta de acabar con él.
—Lo amo —dice Janeth.
Matt se abalanza contra ella, y antes de que pueda detenerlo se escucha un disparo.
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El latigazo del disparo me lanza contra la camioneta. Siento un fuerte dolor en la cabeza e intento levantarme, pero me siento completamente aturdida. Fijo la vista en el azul del cielo, en los árboles que se mecen con la ligera brisa y espero a que el dolor pase. Pienso que no sería tan malo morir en este lugar.
