Epílogo

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Narra Ariadna

Entré al hospital como los últimos tres meses con una sonrisa no muy común en mi rostro.

Tres meses, tres meses desde que a mi padre le diagnosticaron de nuevo el cáncer de pulmón, tres meses desde que Tobias se había marchado a Estados Unidos, tres meses desde que mi primo había desaparecido para no dar señales de vida, tres meses desde que comenzamos a vivir con Luz, tres meses donde mi padre estuvo ingresado en el hospital, tres meses de noviazgo de novios entre mi padre y Luz, tres meses llenos de anti-bajos, y todo esto en tan solo tres únicos meses.

Pero hoy, estaba feliz y no tenía ni idea del por qué.

Hola querido Stephen Hawking, ¿qué tal está?-- saludé a mi padre.

Él desvió la mirada de la tele y me regaló una sonrisa.

Ya le estaba saliendo de nuevo la barba, tendré que afeitársela.

Oye, con Stephen no se bromea.-- como pudo, se incorporó un poco.-- ¿Qué tal está la mejor hija del mundo?

Muy bien. ¿Y el padre más genial del planeta?-- dije igual.

Ni bien, ni mal.-- contestó y me hizo un hueco en la camilla.

Sin hacerle daño me tumbé a su lado y miramos de vuelta al televisor.

¿Por qué hoy no está Luz?-- dije mientras jugaba con su mano. Luz solía acompañarle todos los días.

Le pedí que hoy no viniera, quería hablar contigo a solas.-- paré de mover sus dedos.

No parece ser nada bueno lo que viene a continuación.-- él puso una mueca.--¿Qué pasa? ¿El tratamiento no está funcionando?

No, no es eso. Funciona, pero sabes que a un ritmo muy lento, pero...en verdad siento que me está matando Ari.-- yo rogué en mi cabeza porque no dijera lo que estaba pensando.-- He decidido dejar el tratamiento.

¿QUÉ?

¿QUÉ?-- chillé.-- ¡NO! ¿Te diste contra el piso cuando eras bebé? Papá si haces eso no durarás ni una semana con vida. Si sigues con el tratamiento vivirás más, mira que Stepehen decía que sólo iba a vivir un par de meses y acabó viviendo años, con vos puede pasar lo mismo.

Lo sé, pero...ya no quiero seguir atado a estas máquinas del diablo. Llevo tres meses acá encerrado, ¿vos queres verme así el resto de mi vida?-- no claro que no, pero no quiero perderte.-- Pilar ha estado visitándome todas las noches, ¿sabes? Quiero ir con ella, quiero juntarme con el amor de mi vida de nuevo.-- me dijo y a mi se me colapsó el cerebro.

¿Y YO Y ALAN NO IMPORTÁBAMOS O QUÉ?

No, no podía aguantarlo.

¡Qué amor de mi vida ni que nada! Te queda mucho por hacer acá, malcriarnos a mi y a Alan, matar a mis futuros novios, pelearte con mi marido...¡AL MENOS VOS TENES QUE CONOCER A TUS NIETOS!-- me levanté y le miré de pie.-- No hagas esto papá, no me dejes sola vos también. Le prometí a mamá cuidarte, cuidarte a vos, a Alan y a mi. No pienso dejar que hagas esta locura.

No voy a dejarte sola Ari y no has roto la promesa de tu madre.-- susurró y yo negué con lágrimas en los ojos.-- Es decisión mía cariño, se que me quieres y yo te quiero a ti. Se que quieres lo mejor para mi y créeme que ahora mismo lo que más deseo es esto. Ojalá no me tuviera que marchar de tu lado, pero sabes que si no es ahora será dentro de un mes, quizá dos. ¿Para que verme morir lentamente? Me duele a mi, a Luz, a Alan y a vos.

Lo había conseguido. Otra vez, Manuel lo había conseguido.

Mi padre tiró de mi mano y me fundó en un abrazo.

Mamá, te lo prometoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora