Capítulo 32

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Narra Ariadna

Andaba con la cabeza baja por los pasillos de clase.

Desde que la muerte de mi madre se había hecho pública en todo el mundo, las personas que reconocían mi cara me miraban con lástima.

¿De verdad no me podían mirar como me habían mirado siempre en vez de como la niña que se había quedado otra vez sin madre?

¿Era mucho pedir?

Salí rápido a la calle, pero no mejoró para nada la situación. 

En la cera de la entrada de clase, estaba mi padre.

Me quedé paralizada.

Ya ni recordaba cuando había sido la última vez que me había recogido.

Bajé los escalones despacio y me acerqué a él bajo la mirada de todos los curiosos.

Pude distinguir con facilidad varios paparazzis a la lejanía.

Próximos titulares: 

JOSE GIMENEZ VOLVIÓ A SALIR. 

EL ARTISTA CUYA MUJER FALLECIDO HA DECIDIDO APARECER DESPUÉS DE 1 AÑO

PADRE VIUDO RECOGE A SU HIJA 

Blablabla.

¿Qué haces acá?-- pregunté

Que voy ha hacer, recogerte de clase.-- contestó con una sonrisa y me abrió la puerta del auto.

Le miré una última vez y me subí dentro.

¡Hola!-- me saludó mi hermano desde atrás y yo le guiñé un ojo.

La vuelta a casa fue en un silencio extraño.

En todo momento mi padre procuró sacar un tema de conversación, pero después de los primeros 15 minutos no supimos de que más hablar.

Nada más llegar a casa, nuestro padre nos paró a los dos.

Chicos, os vais a quedar con Luz esta tarde.-- nos avisó.

Mi hermano y yo nos miramos a la vez.

¿Por qué?-- preguntó él.

Tengo que volver al trabajo.-- contestó.

¿Vos?-- dijo otra vez mi hermano.

¿Vas a trabajar?-- le seguí yo.

Él parpadeó varias veces.

Sí.--dijo inseguro.

Ah.-- dijimos a la vez.

Chicos, que sigo siendo yo, es decir, que soy Purre. Vale que he estado en el limbo, pero que soy yo.-- nos habló con una sonrisa.

Ya bueno, es que...Hace tanto tiempo que no hacíamos...--dije yo y moví las manos señalándonos a los tres-- Esto, y es raro.

Lo sé, pero ya veréis como todo vuelve a ser como antes.-- nos habló. 

Nos dio a los dos un beso en la frente y se giró abriendo la puerta.

No la montes con Tobias, Ari.-- me dijo

¡Ala!-- exclamé-- Que solo vamos ha hacer un proyecto.

Ya, claro.-- contestó mirándome de arriba a abajo.

¿Y a Alan no le vas a decir nada que vienen hoy 3 niños igual de insoportables que él?-- me quejé.

Mi hermano abrió la boca indignado.

Mamá, te lo prometoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora