20-. Vitaminas

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10:28 pm 7 de enero de 2013

Denver, Colorado


Un grito femenino retumbó en mis oídos, haciendo que despertara de golpe y en estado de alerta. Temiendo lo peor, me puse de pie, agarré mi SPAS 12 y salí de la habitación para investigar. Escalofríos bajaron por mi columna cuando, al cruzar la puerta, vi el cuerpo de Itay tendido boca abajo, y unos metros más adelante, a X 77 acorralando a Vanessa contra una columna de cemento. 

Antes de que notara mi presencia, levanté la escopeta y le disparé por la espalda. El clon se dio la vuelta enfurecido, y sin que el daño de los perdigones lo afectara demasiado, arrojó un puñetazo tan potente que hundió el concreto del área donde había estado mi cabeza hacía unos instantes.

Sin darme tiempo para contraatacar, aplicó un barrido de piernas y consiguió derribarme, causando que la parte trasera de mi cráneo diera de lleno contra el suelo. A duras penas, fui capaz de reincorporarme, solo para caer en cuenta de que X 77 había desaparecido de mi campo de visión. 

No fue hasta fijarme en el techo que lo vi sosteniéndose de una viga con la mano izquierda. En seguida, se abalanzó sobre mí y trató de conectar una patada aérea, aunque fui capaz de esquivar el impacto.

Intenté patear su pecho, pero se apartó justo a tiempo y mi pierna siguió de largo. Usando eso como impulso, apoyé la planta del pie en la pared y me propulsé para darle un codazo directo a la barbilla. El clon trastabilló aturdido, a lo que continué atacándolo con múltiples derechazos a la nariz, que fueron respondidos mediante ganchos a la boca del estómago.

A pesar de la falta de aire que generaban los golpes en esa parte de la anatomía, mis brazos consiguieron rodear la cintura de X 77, giré el torso y lo derribé gracias a aquella versión rudimentaria de una llave de judo. Una vez en el piso, el plan era posicionarme sobre él y estrangularlo; no obstante, fue lo bastante hábil como para mantenerme a raya usando una serie de movimientos rápidos, ponerse de pie e impactar la palma de su mano cerca de mi oreja. No había dado de lleno en el objetivo, aunque sí bastó para afectar mi equilibrio considerablemente. 

Lo siguiente fue una secuencia de ganchos a la mandíbula que me hicieron caer de rodillas, seguidos de una llave de brazo. Por unos instantes, sentí que iba a arrancármelo, pero gracias a varios años de entrenamiento, fui capaz de defenderme. Con mi mano libre, aferré los dedos de la afectada para impedir que continuara hiperextendiendo la articulación, y forcejeé hasta soltarme.

Haciendo acopio de las energías que me quedaban, volví a ponerme de pie y le eché un vistazo a los alrededores. Mi oponente había vuelto a desaparecer.

El sonido de un cristal rompiéndose en una de las habitaciones contiguas activó mis alertas, y preparándome mentalmente para continuar el enfrentamiento, entré a buscar al clon. Tal y como era de esperarse, la ventana estaba rota, aunque más allá de eso, lo único relevante era un trozo de papel con algo escrito a mano.

"Veamos si tienes tanta suerte en nuestro próximo encuentro. Mientras tanto, hay algo que debes saber: hay un traidor en tu grupo. Alguien que nos ha estado pasando información desde que está con ustedes. Ya es prescindible para nuestros objetivos, así que si tú no tomas acciones para eliminarlo, lo haremos nosotros.

X 77, Área 51".

Pasos apresurados sonaron a mis espaldas, a lo que me escondí la carta en el bolsillo, y vi cómo José entraba a la estancia con una expresión de angustia plasmada en su rostro.

—¿Estás bien? —preguntó, acercándose a mí—. ¿Te hizo alguna herida profunda? ¿Fracturas o dislocaciones?

—¿Ahora sí te preocupo? —fruncí el ceño—. ¿Dónde coño estabas cuando ese maldito quiso romperme el brazo? 

Código X 77Where stories live. Discover now