Capítulo 35: Fugaz

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M I C H A E L

La manera en la que sonríe. Sentir de nuevo la calidez que sus besos provocan. La electricidad que nuestros cuerpos producen cuando colisionan es experimentar un efímero pedazo de perfección.

No soy una persona pesimista, ser así es condenarte a ti mismo. Eso no quiere decir que soy la persona más positiva del mundo. Digamos que trabajo mi percepción de una situación con la información que tengo.

La información que recolecté para tratar de adivinar los posibles resultados de la reacción de Megan estaba relacionada con cómo reaccionó la primera vez que confesé este sentimiento.

Se cerró, nos cerró.

No pueden culparme por pensar que de esta situación saldríamos otra vez fingiendo que podemos ser amigos y creer que en algún punto lo lograríamos. Fingir hasta que se haga realidad fue en lo que pensé que terminaría esta conversación.

Hasta que ella decidió darme una agradable sorpresa. Se confesó, ella admitió estar enamorada de mí. De mí. Lo repitió, lo dijo dos veces. Y nos besamos.

Como aire regresando a los pulmones se sintió ese beso.

Megan está llena de sorpresas que disfruto. Megan es una sorpresa.

Para terminar invictos está racha de atracción ella pidió que seamos novios.

Disfruté que fuera tan directa. Que lo hiciéramos oficial así.

He salido con otras chicas y quitando a mi primera novia, cuyo noviazgo empecé con tan solo doce años y terminó cuando estaba a punto de cumplir trece, nunca había sido parte de una confesión de sentimientos tan directa. Además, Megan se lleva el puesto de la única chica que me ha pedido noviazgo.

Recuerdo con nostalgia una de las tantas frases de mi abuelo. Memoricé sus frases, necesité escucharlas repetidamente en los recuerdos que compartimos.

"En la adolescencia pequeño Michael es cuando tienes las relaciones fugaces sin nombre y pasionales. Pero, si encuentras a alguien que te haga sentir que quieres tener miles de relaciones fugaces con esa misma persona, ponle nombre porque es ahí donde debes quedarte."

Mi abuelo y Abby disfrutaban de debatir sobre mi vida amorosa, les gustaba debatir sobre el amor adolescente. Abby defendía que los adolescentes si podían amar de manera profunda, mientras que mi abuelo decía que los adolescentes estamos muy perdidos y deberíamos buscarnos a nosotros mismos antes de buscar amor.

Nunca me dejaban opinar, creían que mi opinión carecía de experiencia por lo tanto mi puesto era de hacer de juez. Realmente nunca respetaban mis veredictos.

Los extraño.

Quisiera poder llamar a Abby y contarle sobre Megan. Amaría poder escucharla burlándose de mí, me llamaría Mickey al frente de Megan. Estaría feliz por mí.

Tomo un respiro profundo. Debo mantener su recuerdo vivo sin torturarme con visiones del futuro donde su accidente no hubiera pasado. No es sano para mí, y quiero pensar que tampoco lo es para el espíritu de mi tía.

Mi abuelo tal vez me permitiría unirme a su debate nombrando mis sentimientos hacia Megan. Él disfrutaría de poner a prueba nuestro amor. Sé que al final del día estaría orgulloso de mí por encontrar a alguien que me hace feliz y que disfruto hacer feliz.

Ellos ya no están y duele.

Duele como una fractura. En la primera parte lloras por el dolor desgarrador que es romperse. Luego viene el sentimiento de sentirse adormilado, vacío, como si un yeso nos cubriera. Eventualmente llegará el momento de quitarlo, de curarse para poder recuperarse. Siempre quedará en ti un pequeño recordatorio de que ese hueso estuvo roto.

¡¿ELLA ES MI ENTRENADORA?!Where stories live. Discover now