Capítulo 18: Caos y Drama

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Jueves, 28 de junio de 2018.

M I C H A E L

Se ve tranquila. Pacífica, como su mundo debería ser. Como todos los mundos deberían ser. Aunque mi abuelo solía decir: "Si todo fuera paz y felicidad añoraríamos caos y drama".

Luego de apagar el motor y sacar las llaves de la ranura trato de despertar a Megan con una leve sacudida que no funciona. Solo se remueve en su asiento, sé que intentarlo de manera gentil no la despertará.

Pongo la más ruidosa canción que puedo encontrar en mi teléfono. A pesar del alto volumen no se despierta por lo que debo acercar mi teléfono hasta ponerlo en su oreja, provocando que sus ojos se abran.

—¿Dónde estoy? —pregunta desorientada

Nunca había escuchado la voz de Megan al despertar y como muchas cosas de ella ahora pertenece a mi lista de cosas favoritas junto a mi gorro de la suerte, nadar con lluvia y otras cosas.

—En una dimensión paralela—bromeo y ella frunce el ceño aún confundida.

Esta más dormida que despierta.

Aguardo unos segundos en silencio para dejarla terminar de despertarse y cuando voltea a verme solo para rodarme los ojos sé que está despierta. Cuando baja del carro hago lo mismo. Rio cuando toca el piso y se marea.

—¿Estamos en tu casa?

—Le dijimos al entrenador que entrenaríamos aquí.

Caminamos hacia la puerta y cuando abro esta la noto tensarse.

—¿Hay alguien aquí? —pregunta ella entrando con cautela.

No sé por qué esta incomoda. Tengo algunas teorías. Algo me dice que probablemente todas son incorrectas. Antes de responderle escribo en el grupo que estamos "en posición".

—Sofie está en la casa de su mejor amiga y mi madre está en una convención sobre el manejo de redes sociales—. Se relaja al oír mi respuesta lo que hace que yo frunza mi ceño—¿Pasa algo?

¿Acaso le da vergüenza ser vista otra vez por mi familia? Yo solo la presente como mi amiga, no entiendo su incomodidad. Megan es más complicada que el teorema de Fermat.

Al menos lo complicada que es está ayudándome a estudiar para el examen de matemática de mañana.

—Solo pregunté por preguntar.

—Espera aquí mientras busco mis cuadernos.

Antes de subir las escaleras le doy un último vistazo. Está sentada en el sofá mirando fijamente las puertas de vidrio que dan con el patio, está pensativa. En el camino hacia mi habitación, mis pensamientos involuntariamente se trasladan a la última vez que ella estuvo aquí. La vez en la que estuvo en mi regazo en ese sofá para ser exactos.

Sacudo la cabeza y me concentro en buscar mis cuadernos. Ese tipo de pensamientos solo le agregan chispas al fuego de problemas.

Fuego con el que aún no nos hemos quemado. Nos han caído chispas, hemos sido salpicados por las chispas por habernos acercado demasiado. Sigo esperando el paso en falso que me lance a las ardientes llamas del fuego de consecuencias.

M E G AN

—Estos son todos—me extiende unos cinco cuadernos—¿Cómo vas a hacer el examen del señor Erran?

—Lo solucionaré.

El señor Erran especificó muchas veces que les dejaría presentar el examen otra vez solo a los estudiantes que no pudieran ir el día del examen por algo muy grave. Como la muerte de un familiar o que caigan en un coma.

¡¿ELLA ES MI ENTRENADORA?!Where stories live. Discover now