Capítulo 8: Mala influencia

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M E G A N

No tardamos en llegar a Eso's alias el restaurante con el alcohol que Michael ingirió y le dio valentía, o mejor dicho le dio las ganas de hacer una idiotez que disfruté. Mientras aparca vuelvo a permitirme darle un largo vistazo, su cabello rebelde está batallando con su peinado hacia arriba, sus ojos cafés miran atento al retrovisor para acomodarnos mejor en el puesto. Cuando su vista se posa en la mía, aparto mi vista de su amplia espalda y definida mandíbula.

Sonríe momentáneamente al pagar el auto, bufo al verlo salir de la puerta.

¡Por supuesto que se dio cuenta que mis ojos no estaban mirando de manera aleatoria ciertas partes de su físico!

Al bajar de manera fugaz noto como sus ojos están fijos en mis manos, intento caminar a la entrada ignorando su mirada solo para conseguir sentir su mirada en mi espalda.

El lugar está más lleno que la última vez, o al menos así se siente con la presión de estar a solar con el capital del equipo que no deja de lucir atractivo. Además, su mirada que probablemente no esté en mi espalda sino en un lugar más bajo esta tentando al destino.

—El lugar está lleno—murmuro mientras esperamos por una mesa.

—Sígueme—responde tomando mi mano, me encuentro siguiéndolo sin cuestionar nada.

Salimos del estacionamiento y serpenteamos hacia la puerta trasera donde usando la mano que no estoy apretando toca cinco veces en un ritmo específico. Yo enarco una ceja, él esboza una sonrisa para transmitirme seguridad.

—¡Hola, Michael! —la puerta se abre mostrando a un veinteañero con una sonrisa deslumbrante, su vista se posó en mí y de alguna manera logró ampliar su sonrisa—, pasen, pasen.

Nos adentramos a la cocina, el ambiente caótico se respiraba, al menos para mí. Con tantas personas moviéndose a mi alrededor, sin embargo, se movían en un sistema que funcionaba para ellos.

—¿Qué te trae a mi reino? —cuestiona mientras parece vigilar todo lo que sale de la cocina.

—Necesito que me ayudes con comida rápida, la fila está muy lenta, ella se desmayará si no come algo.

El chef posa su vista en mí incrédulo.

Decir que no me desmayaré no sería un movimiento astuto, así que solo le sigo el juego y finjo estar mareada.

—¿Por qué crees que la fila está tardando? estamos muy ocupados—responde con seriedad.

Michael ríe—¿Eso es un sí?

—Dame diez minutos y lo tienes—acepta, yo no entiendo nada así que solo intento sonreír—, no te preocupes Megan, no te desmayarás.

Él nos deja para adentrarse a la parte de la cocina donde personas corren con ollas.

—Michael...

—Me imaginé que estaría así de lleno, no sabía si ibas a querer esperar—explica y toma mi cintura para apartarme del camino de otro cocinero—, por eso le escribí a Diego. Él siempre nos salva con sus hamburguesas rápidas.

Respiro, regaño a mi sistema nervioso por alterarse por su toque en mi cintura. Exhalo, no es común que algo tan pequeño altere mi sistema.

—Supongo que subestimé tus conexiones dentro de Eso's—alcanzo a decir antes de que mis pies dejen el suelo, con un rápido movimiento ambas manos se encuentran en mi cintura levantándome para posarme en una encimera cerca de la puerta.

Él se acomoda en el espacio entre mis piernas, mi respiración se altera mientras veo como alguien esta caminado con un sartén prendido en llamas.

¡¿ELLA ES MI ENTRENADORA?!Where stories live. Discover now