Sentía la arena hundirse a cada paso que daba, el sol alumbraba sus hermosos rizos rubios que tanto detestaba. Apple White estaba harta de ese lugar, no podía soportar la luz, el calor y la horrible humedad de aquella playa, la arena que volaba con el aire se enredaba en su cabello, la nariz le picaba y el sabor salado de las aguas del mar le asqueaba. Quería irse, quería regresar a su habitación, a su cama, a Ever After donde reinaba... donde quería reinar.

Las tres chicas habían caminado unos cuantos metros, pero Darling y Apple al notar el estado en que se encontraba Ashlynn decidieron tomar un descanso cerca de unas enormes rocas que se encontraban cerca, los árboles de la selva se encontraban a unos metros del lugar. Y de pronto, un leve pero constante sonido se filtraba de entre la oscuridad de los árboles detrás suyo, fue Ashlynn la que descubrió la identidad de ese característico tintineo a sus espaldas...

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Los piratas volvieron a la mañana siguiente en busca de sus presas, aquellos muchachillos que habían visto caer en ese lugar no podrían escapar por siempre, además era obvio que les era casi imposible huir de ese sitio, a no ser que nadaran hacia la playa mas cercana, pero era casi imposible. Su capitán les había ordenado capturar a una chiquilla y no podían fallarle, si lo hacían... Garfio seria capaz de hacerles cualquier cosa.

Las risas y voces de mujeres impregnaban el ambiente, sonidos incontables de aletas rompiendo en el agua resonaba entre las paredes de la bahía y al entrar los piratas encontraron que varias sirenas rodeaban a dos chicos humanos. Los dos hombres sonrieron terrorífica y lentamente, sin que nadie los notara se acercaron cada vez mas hacia sus objetivos.

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Las tres chicas seguían emocionadas una pequeña pero brillante luz que volaba frente a ellas. Los tintineos resonaban entre los árboles y tanto Ashlynn como Darling miraban expectantes a aquella pequeña hada que amablemente les ofreció llevarlas a un lugar seguro.

Apple un poco más rezagada, miraba con desconfianza a aquella pequeña joven, aun así, había decido ir con ella, pues prefería un lugar a donde ir que buscar sin rumbo por horas.

-Vamos Ashlynn, solo un poco más y estaremos seguras, podrás descansar y trataremos tus heridas – dijo Darling, que ayudaba a la chica a caminar, Ashlynn tenía un brazo encima del hombro de su amiga que la abrazaba de la cintura y ambas caminaban lentamente al ritmo de la peli castaña.

-Lo siento, Darling, solo te estoy causando problemas.

-No digas eso, somos amigas, claro que...

-Que nos estas causando problemas – interrumpió Apple exasperada. Ambas chicas voltearon a mirarla y Apple los veía con el ceño fruncido y una mirada vacía. Ashlynn se sintió horrible ante aquel comentario cruel de la chica y cabizbaja, ahogó un quejido de dolor – pero no importa, somos amigas y debemos apoyarte – finalizo con una sonrisa que reflejaba su molestia.

Campanita emitió unos constantes tintineos intentando llamar la atención de las chicas, quienes la miraron unos segundos después.

"Ya casi", "estamos a punto de llegar" – interpretaron las chicas, y dejando de lado aquella discusión volvieron a seguir al hada que se perdió entre las hojas de los árboles y enormes arbustos.

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Las sirenas huyeron aterrorizadas, el sonido horroroso de las voces de aquellos hombres les estremecía completamente, todas temían al saber de lo que eran capaces los piratas. Capturaban a las sirenas en redes y al atraparlas las sacrificaban o vendían en el mercado negro, las torturaban, las usaban y finalmente eran asesinadas para ser exhibidas en sus barcos o en frascos con formol para conservar lo que les habían hecho. Era un completo terror imaginar ser capturada por un pirata.

Érase una vez... NosotrosWhere stories live. Discover now