3. Siri

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Hola! Feliz viernes!

No puedo creer que vuelva a decir esto... Se siente como si hubiera pasado una eternidad desde que publiqué Phoenix. Y también se siente bien regresar a mi ficticio Londres lleno de agentes y criminales para divertirnos un poco durante el encierro. 

Como siempre, no se olviden de votar y comentar al final! Y de seguirme en todas mis redes para estar siempre al tanto de las últimas novedades sobre mis historias. 

Xoxo,

Sofi

***

La realidad era solo una ilusión.

No había nada mejor que fiestas clandestinas, excepto tal vez fiestas clandestinas en temporada de prohibición. Siri sentía el alcohol quemando en sus venas, y aun así seguía tomando cuanto vaso terminara en su mano. Su cuerpo se movía por inercia propia al ritmo de la música. Las luces la cegaban por completo, y hacían que todo se volviera un mundo de fantasía.

A su lado, Iris estaba bailando igual de libre, sujetando sus auriculares con fuerza. Las fiestas silenciosas estaban de moda de nuevo ahora que no debía haber ruidos para delatar lo que estaba sucediendo. Iris rió y le sacó la lengua, mostrando que su última bebida la había dejado pintada de un verde fluorescente. Su largo cabello, recogido en una alta coleta que le llegaba hasta su cintura y pintado de un rosa chicle al igual que el suyo, resultado de una noche de aburrimiento y DIY en casa, se movía a sus lados con cada nota.

De niñas solían bromear con ser hermanas perdidas, igual de altas y delgadas, con sus gustos peculiares y locuras compartidas. Siri siempre había amado eso de ella. Sin importar la situación, Iris la hacía única y memorable. Y fuera por el alcohol o la fiesta o todo lo que había de por medio, no pudo evitar inclinarse y besarla.

Fue lento y profundo. Saboreó su boca hasta rincones donde sabía que ningún chico había llegado antes. Alguien tocó su hombro, y Siri solo pudo sonreír al soltarla y darse vuelta para fijarse en otra chica. Cogió su rostro entre sus manos y la besó también. El amor, y cualquier tipo de demostración, era intoxicarte. Hacía que su cuerpo se sintiera como si estuviera flotando, y encendía el calor en la parte baja de su vientre.

Podría haber seguido así sin interrupciones toda la noche, besándose con desconocidos, intercambiando caricias, quizás arrastrando alguno al baño antes de terminar en su departamento con Iris riéndose, de no ser porque el destino tenía otros planes.

Cuando el quinto desconocido tocó su espalda, ella se dio vuelta y sonrió por motivos muy distintos al ver a As. Esperó que su maquillaje fluo no estuviera corrido, podía sentir el sudor en su piel y sus prendas pegándose a su cuerpo. Quería seguir bailando. Pero él nunca había sido del tipo de divertirse, ni siquiera llevaba puesto un par de auriculares, por lo que Siri terminó por bajar los suyos a su cuello.

El silencio fue casi abrumador. Las personas parecían en un mundo completamente a parte moviéndose al ritmo de una música que ella ya no podía oír, aunque podía sentir el retumbar del bajo contra su cuello allí donde los auriculares descansaban. De todos modos, la alegría fue innegable. De no ser porque conocía a As, se hubiera lanzado sobre él para abrazarlo. Pero el joven siempre había rehusado cualquier muestra de afecto de su parte.

—¿Viniste por la diversión? —preguntó Siri sonriendo.

—Tengo una propuesta —dijo él, y ella de todos modos puso las manos sobre sus hombros para continuar moviendo sus caderas—. Y necesito a la mejor hacker que conozco.

—Demasiadas alabanzas demasiado rápido para que sea algo sencillo, As —Siri echó un cabeza hacia atrás, disfrutando a pesar de que él fuera una estatua en medio de la multitud—. Te conozco desde hace años. ¿Qué tienes en mente?

Cinco de OrosWhere stories live. Discover now