Cena para dos

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Mantuvimos el paso rápido y en silencio saliendo del local de Mimzy. La noche esta inusualmente agradable para caminar, a pesar que dentro de un par de semanas sería, oficialmente, invierno. Llevar demasiada ropa encima me parecía sumamente incómodo y agradecí que Rosie se quedara con el atuendo que había estado usando durante el día. Así pude venir con mi nuevo traje sin sobrecarga.

Había elegido un restaurante a tres cuadras del lugar, así que no era necesario utilizar el tranvía para llegar. Y, a pesar de no estar realmente atrasados en el horario de la reserva, ya no me era grato estar en el local de Mimzy. Es más, quería salir de ahí lo antes posible. La desmesurada cantidad de hombres con intenciones inquietantes y de dudosa nobleza que miraban a Charlotte en el club, me había hecho sentir extrañamente ansioso. Ya habíamos llamado la suficiente atención por un día entre aquellos lujuriosos de vida simple y no estaba dispuesto a seguir exponiéndola en ese ambiente. Reprimí un gruñido ante el recuerdo de la actitud tan petulante del sujeto que había intentado sacarla a bailar.

Miré de reojo a Charlotte. Seguía firmemente agarrada de mi brazo y, para mi sorpresa, se la veía animada a pesar de que le costaba seguirme el ritmo. Parecía absorta en un pensamiento que la mantenía entretenida.

Al recorrer la segunda manzana, decidí aminorar la velocidad y romper el silencio.

"¿Algo te molesta, cariño?" dije tratando de sonar casual.

"No realmente" dijo con sinceridad mientras me sonreía "Es sólo que me alegró que saliéramos rápido de ahí. El ambiente estaba un poco extraño, ¿no cree?"

Parpadeé con curiosidad. Qué curioso. Ella había estado pensando exactamente lo mismo que yo.

"¿Hablas de la atención bien justificada que estabas teniendo, dulzura?" le dije en tono de broma.

"¿Debo resignarme a que va a mencionarme la pelea que tuve de ahora en adelante?" dijo crispando la cara con vergüenza.

Me reí con fuerza. ¡Ella aún seguía pensando en la pelea! ¡Ni siquiera consideraba a su mera presencia como una de las razones por la que todos la estaban mirando! Tales rasgos de inocencia eran encantadores. Era completamente ausente del poder que tenía sobre quienes la rodeaban. Y, a mi parecer, era lo mejor que continuara en la ignorancia.

"Por supuesto, querida" dije recuperando el aliento "¡Oh, eso fue todo un espectáculo! No me había divertido tanto desde la caída de la bolsa de 1929." dije y me volví a reír.

Hizo un puchero y bajó la mirada.

"Uhm... La verdad no estaba dentro de mis planes actuar así, señor." dijo angustiada "Ya le dije que fue algo que sólo... uhm... ¿nació por instinto?"

"Cariño, es agradable saber que puedes defenderte sola." le aseguré "Y que, además, tienes los instintos de una fiera reprimida en tu alma. A Katie le quedó muy claro."

Me miró, visiblemente molesta.

"Esa mujer era realmente horrible, señor." sentenció con rabia "No puedo creer lo maleducada que fue con usted, y luego me habló como si estuviera por sobre mí. Y después de la bofetada que me dio, yo solamente actué sin pensar." dijo entre dientes y resoplando por la nariz.

La miré con una mezcla de orgullo y diversión.

"Como tu jefe te felicito por esa muestra de gallardía al pelear por mi honor, cariño." le dije "Pero procura no llegar a los golpes la próxima vez. No sería bueno que salieras lastimada en el proceso."

Ella me dio una media sonrisa y miró al camino nuevamente.

"No me enorgullezco de cómo actué, señor, pero estoy segura de que si volviera a verla no podría evitar responder a sus groserías otra vez." dijo con seguridad.

El taxidermistaWhere stories live. Discover now