Cuestión de ventaja

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Vaggie cortó el agua del lavamanos y se acercó a mí con un trapo húmedo. Con cuidado, comenzó a lavar los restos de sangre de mi hombro. Yo estaba concentraba zurciendo la manga rota, peleando para que se viera de la manera más natural posible a las puntadas de Rosie y poniendo atención de que no quedaran arrugas en el satín. Cuando por fin terminé había quedado casi perfecto y suspiré aliviada de que mi vestido nuevo no hubiese quedado más dañado por esa horrible mujer.

"¿Todo bien?" dijo Vaggie con una expresión preocupada.

"Sí, aparte de la manga, mi vestido está bien." dije sonriendo y se lo enseñé con orgullo.

Acercó el trapo húmedo a mi cara y me dio toques en mi mejilla roja por la bofetada.

"Me refiero a tu reacción." insistió "Nunca te había visto tan descontrolada, ni a alguien pelear así sin una razón justificable... a no ser que estuviera ebrio."

"¡Claro que había razón!" dije sorprendida "¡Esa mujer estaba intentando rebajar al señor Alastor con sus mentiras! ¡Ella de verdad es una horrible persona! Y después de que me golpeó simplemente no pude soportar no atacarla."

Vaggie me miró con curiosidad y sonrió comprensivamente.

"¿Qué?" le dije nerviosa.

"Él te gusta mucho, ¿verdad?" dijo sabiamente.

Sentí un agujero en el estómago y un sudor frío recorrer mi espalda.

"¡NO! ¿Cómo crees?" mentí con una sonrisa nerviosa. "Por supuesto que no."

"¿En serio?" dijo ella con desconfianza.

"Él es mi jefe y yo soy su empleada. Es imposible que sienta algo más por él que respeto y obediencia."

"Pues me pareció que la nariz sangrante de Katie no fue golpeada por alguien que sólo respeta a su jefe." dijo.

"Es una locura, Vaggie." repuse a la defensiva "No importa lo encantador, inteligente, guapo y amable que sea él, nunca podría gustarme como el magnífico hombre que es." sentencié cruzando mis brazos.

Ella me miró con una ceja alzada y las manos en las caderas. Yo apreté los labios, nerviosa, evitando su mirada.

"Wow, él de verdad te encanta." dijo poniendo los ojos en blanco.

Traté de idear miles de excusas en mi cabeza, pero estaba segura de que Vaggie seguiría tratando de indagar hasta que confesara. Me llevé las manos a la cara y gruñí desesperada.

"¿Acaso soy tan obvia?" dije con frustración, a través de mis manos.

"Considerando cómo lo miras, le hablas, te sonrojas y te diste de golpes con alguien que lo ofendió... Pues sí." dijo con una ligera sonrisa.

"Ay, no." dije encogiéndome un poco más por la vergüenza.

Di unos pasos hacia atrás y me recargué en la pared. Suspiré pesadamente.

"¿Crees que alguien más lo haya notado ya?" dije mirando a Vaggie con angustia "¿Y si él ya lo notó?"

"Tranquila, dudo que alguien más se haya percatado. Seguramente todos verán la pelea como un acto de lealtad laboral o algo así."

Me puse el vestido mientras meditaba. Me aterraba que alguien más lo hubiese notado. Pero, sobre todo, temía también que él se hubiese dado cuenta de mis sentimientos. Otra de las principales razones por las que no me atrevería a decirle al señor Alastor lo que sentía por él, era que además de mi jefe, era el dueño de la casa donde yo también vivía. Y si él consideraba incómodo tener a una empleada enamorada a su lado, de seguro prescindiría de mis servicios.

El taxidermistaWhere stories live. Discover now