Arlequín

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ACTO III

Miedo. El sentimiento primigenio.

El distintivo por excelencia de todo ser vivo consciente, desde el momento mismo en que una bocanada de vida llena su existencia, y da sus primeros y trémulos pasos en el mundo. El miedo mantiene alerta a los prudentes, y es desestimado por los incautos que no miden los azares ocultos entre las traicioneras luces de los callejones lúgubres, una señal de alerta o de la gentileza eventual e injustificada de un extraño.

¿Quién podría juzgarnos ante el temor a lo desconocido? ¿A tierras indómitas e inexploradas que nos alejan de la seguridad de la inquebrantable, confiable y cómoda rutina que dábamos por sentada?

El miedo nos mantiene con vida.

Sin cambios. Sin riesgos.

Todo de acuerdo al plan.

Pero dejar que el miedo consuma tu voluntad y te paralice, sólo estancaría las aguas. Impedir que la vida fluya y recorra aquellos recovecos improbables, acabará con ahogarte por el cúmulo del torrente turbia y sin salida. Negándose a pozos sin fondo, vertientes más rápidas o poder encontrar nuevas aguas que se unieran a su cauce.

Arriesgarse, desoyendo al miedo, nos permite cambiar. Avanzar. Transformarnos.

Y ahí estaba yo, enfrentando a lo desconocido y con el miedo asentado en mi pecho. Frente a la mano espectral extendida hacia mí, pidiendo ayuda en una súplica silenciosa. Frente a mí estaba mi querido amigo. Desnutrido, débil, agonizante. Esa mano era mi invitación a una senda sin retorno. Un rayo de esperanza improbable, que se me ofrecía con misericordia, y, aun así, sentía miedo de tomarla.

"Esto..." Rosie tuvo que tragar para esconder el temblor de su voz. "¿Esto es normal?"

Y en un susurro que parecía más un suspiro que contenía todo mi aliento retenido, apenas pude hablar.

"Hola."

El brazo fantasmal serpenteó hasta mi dedo pulgar y comenzó a tirar de él. Con poca fuerza, pero insistente.

"¿Te mandó Alastor?" Dije apremiante. "¿Sabes cómo está él?"

No dejaba de jalarme.

"Él necesita ayuda para despertar, ¿verdad?" Susurré con la esperanza muriendo en mi voz.

"Charlotte, ¿qué es esta cosa?" Preguntó Rosie mucho más despierta.

Observé a la sombra, con dolor.

"¿Qué te pasó, Sombra?" Musité con el corazón encogido. "Te ves tan débil. ¿Acaso es que Alastor también está...?"

La perspectiva de que la vida de Alastor estuviera pendiendo de un hilo, me remeció las entrañas. La sombra se vibró en respuesta.

"Me alegra tanto verte." Dije con la garganta apretada de angustia. "Pero no sé qué puedo hacer para ayudarlo. Ni siquiera puedo salir de esta cama todavía."

La sombra ondeó con lentitud, pero no soltó su agarre de mi dedo.

"¿Esa cosa puede entenderte?" Indagó Rosie, confundida. "¿Es alguna clase de espectro?"

"La verdad no sé si es una sombra como tal." Confesé. "Pero sé que está vinculado a la magia de Alastor y sigue sus órdenes, la mayoría del tiempo."

Rosie lo contempló con reservas.

"No recuerdo haberla visto en todos mis años de conocerlo." Inquirió sorprendida. "Recordaría ver a una sombra merodeando a Alastor."

"No la tiene hace tanto y casi siempre se esconde." Dije, vagamente.

"¿Y qué clase de cosas tuvo que hacer para obtener algo así?" Quiso saber Rosie.

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⏰ Last updated: Jan 27, 2023 ⏰

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El taxidermistaWhere stories live. Discover now