Eros

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ACTO II

Las horas pasaban lentas, pesadas, desesperantes. Sólo percatándome de la existencia del tiempo por el peso del sonido constante del reloj, y el pausado marchitar de los narcisos en el florero de la habitación del hospital. Cada segundo se clavaba como una espina más en mi pecho. Otro segundo desperdiciado. Otro segundo donde la esperanza se me escapaba.

El techo blanquecino y deslavado de la sala de recuperaciones me devolvía la mirada. Había recorrido cada relieve, mancha y bache, esperando encontrar alguna respuesta entre la madera vieja. Necesitaba, desesperadamente, una pista para poder salir adelante. Pero sólo podía estar inmóvil e impotente. Aquello que buscaba se escurría entre mis dedos. Tan imposible como atrapar un hilo negro en la oscuridad.

Y la verdad es que ya no sabía cómo avanzar desde ese punto. Todo se había vuelto incierto, difuso y espeluznante. Como si hubiesen removido las tablas del suelo de mi escenario y bajado el telón sin avisarme. Demasiado desconcertante. Demasiado aterrador.

Desde que desperté ya habían pasado dos días, y seis desde que Alastor no despertaba. Y esa realidad se había vuelto demasiado pesada para enfrentar. Los recuerdos de las caricias y los besos de Alastor, con promesas en nuestras miradas parecían tan lejanas.

Mi estado había sido casi exactamente el mismo desde que abrí los ojos en mi segundo día. Aturdida, con la mente flotando en algún lugar entre la irrealidad y las pesadillas. Mi apetito se había esfumado, tenía los ojos hinchados sin tener más lágrimas que llorar y sin poder decir apenas palabra. Manteniéndome en un estado al borde de lo catatónico.

Me sentía como un ave con las alas fracturadas por una fuerte caída, y el corazón irremediablemente roto.

Todo lo que había ocurrido durante el primer día en que desperté, se repetía en mi cabeza.

Rosie, al momento de despertar, debió ser la ingrata portadora de tan cruel verdad.

"Charlotte." Me había con voz temblorosa. "Alastor está bajo sospecha policial de ser El justiciero".

Había tantas preguntas.

"Sé que ya han interrogado al señor Pentious." Continuó. "Él es el único testigo de todo lo que pasó. Pero no sé qué le habrá dicho a los agentes."

Miguel Magne.

"Encontraron el cadáver de tu tío." Explicó ante mi rostro inquieto. "La prensa dice que tenía cortes de un cuchillo en el cuerpo. Pero que la policía dijo que el motivo real de su muerte fue que sus pulmones explotaron por dentro. Aún están investigando qué podría haber pasado, aunque asumen que una riña con Alastor pudo estar implicada. Él tenía su cuchillo ensangrentado en sus manos."

Ella se tomó una pausa.

"Y la casa... La casa de Alastor se quemó completamente." Exhaló con pesar.

No se salvó.

"Cuando los bomberos pudieron controlar el incendio, ya estaba casi completamente consumida. Dicen que tomó casi toda la noche, y atribuyen que todos los elementos inflamables que estaban en el sótano se encargaron de hacer que el fuego se propagara más rápido y fuera especialmente difícil de apagar. Pero encontraron el cadáver calcinado de Katie Killjoy en el sótano. La reconocieron por el diente que le faltaba."

"Pero..." Dije con la garganta apretada. "¿Por qué Alastor está bajo sospecha? ¿Por qué él?"

"Es una hipótesis que se planteó poco después de que todo esto pasara." Dijo con la preocupación cruda en sus ojos. "El justiciero dejó de actuar después de más de dos semanas sin detenerse. Se han contado más de dos docenas de víctimas en esos pocos días. Todos criminales prófugos o bajo sospecha fueron encontrados con la boca cocida. Y lo que vio la policía, al momento de ir a buscarte, fue a Alastor con un arma, a dos muertos en su casa, en un incendio que podría destruir cualquier evidencia y..."

El taxidermistaWhere stories live. Discover now