12• Despertar.

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Actualidad...

Seúl, Corea.

Myeong sonríe ampliamente cuando me ve adentrándome al recibidor del hotel. Se pone de pie y se acerca a mí con un andar coqueto, colocando una pierna delante de la otra en línea recta como si se tratara de una pasarela.

—Hola —saluda deteniéndose frente a mí.

—Hola —respondo de la misma manera.

—Acompáñame.

Se acerca a la recepción donde una bonita chica parece reconocerla. Sonriéndole con amabilidad, asiente con la cabeza y nos deja pasar a ambos sin ningún tipo de identificación. Myeong va segura, a un paso delante de mí, guiándome en el medio de este lujoso hotel. Tengo que decir que me encuentro algo nervioso, lo cierto es que llegué aquí convencido de que ella no se resistiría a tal oferta como la mía, pero aquel día que me vio por primera vez decidió que necesitaría unos días para pensar. Y se ha tomado su tiempo, casi una semana pasó desde la tarde en la que nos volvimos a ver. Yo tengo la espalda cubierta y no hay nada que me alegre más que poder decirle el plan con la verdad, pero en el fondo no puedo evitar tener la voz en la cabeza de Jaebeom, diciéndome que el tiempo que yo tenía para hacer esto, ya caducó.

Ella ahora camina por un pasillo que parece solo resguardar los baños de los empleados en planta baja, y al final, hay una puerta más que indica "PRIVADO". Busca de su bolsillo una única y pequeña llave que nos guía hasta otro pasillo más apagado y oscuro que contiene las tuberías y todo el sistema de electricidad del hotel. En el medio del silencio nuestros zapatos hacen eco junto a una pequeña gota de agua que se escucha salpicar cada tanto. Sin decir ni explicar nada avanza y avanza, doblando en una esquina y luego otra, hasta dar con un pequeño panel de pared, que abre introduciendo una llave con forma redonda, revelando una pantalla alargada y horizontal con números del 0 al 9, incluyendo el asterisco y numeral. Introduce la clave con confianza apoyando completamente la yema de sus dedos, y entonces se oye una vibración en el suelo. Me hago a un lado, pensando que la puerta que estamos buscando se encuentra debajo de nosotros, pero es la pared contigua la que se mueve. Myeong la presiona hacia adentro y como efecto rebote se despliega hacia afuera, dejando ante nosotros, finalmente, una puerta negra. Para esta se necesita otro tipo de llave y me sonríe cuando ya puedo pasar.

—Entonces voy a suponer que este hotel es tuyo —murmuro.

La mujer arruga la nariz, orgullosa.

—Fue idea de mi amigo Bambie. Hay que justificar los ingresos.

—Mmm, ya veo.

—Adelante.

Hacia dentro está oscuro, ella pasa detrás de mí y cierra ambas puertas, dejándonos sin visión, hasta que las luces se prenden, extendiendo otro corredor, pero este es completamente diferente. Parece más bien el correspondiente a un lugar abandonado, lleno de moho y hongos en el techo, manchas negras debido al descuidado.

—Es por aquí —anuncia y camina—. Debes saber que, si quieres hablar de estas cosas, necesito de suma privacidad y un lugar en el que yo sepa manejarme bien. Espero que lo entiendas, Jinyounguie, has traicionado mi confianza en más de una ocasión.

No hago comentarios al respecto, pensando en el arma que tengo escondida en mi espalda, cubierta por mi abrigo.

Otra puerta. Si esto sigue así voy a terminar con un ataque de ansiedad por claustrofobia.

De esta salen dos más, nosotros vamos a la de la derecha.

—Pasa por favor.

La habitación debe ser de 10mtsx10mts, y solo contiene una luz en el centro, unas estanterías con porquerías y una mesa con dos sillas.

Deuda Pendiente #3Where stories live. Discover now