Mathías & Dante [COMPLETA]

🌼Capítulo V | Te Amo🌼

"Y te necesito ahora esta noche,
y te necesito más que nunca.
Y si tan solo me tomas fuerte,
estaremos tomándonos para siempre
y solamente lo haremos bien, porque nunca estaremos mal."

Bonnie Tyler - Total Eclipse Of The Heart

Desde su confesión, Dante se había convencido en pedirle a Mathías si quería ser su novio. Era la primera vez que lo haría por lo que deseaba que fuera especial.

Así que, aprovechando que Mathías se encontraba en la escuela, se preparó para su propuesta.  Con ayuda de su sueldo compró ingredientes para hacer una comida espectacular, claro, a su modo y con la ventaja de que ya poseía habilidad en la cocina. También compró flores y alquiló un traje.

La Sra. Myrna le causó extrañeza porque tanta preparación. Él le había dicho que recibiría una visita de Mathías y ella lo tomó como una reunión de dos amigos, para platicar y convivir, pero todo lo que Dante estaba haciendo parecía más una cita romántica.

— Dan, ¿Por qué estás haciendo todo esto para tu visita?

— Porque quiero que sea un momento memorable, sentirme más apegado a Mathías y que él se sienta en confianza y que sepa que siempre tendrá un lugar aquí, conmigo.

La Sra. Myrna ya sabía que su hijo era una persona sentimentalista y sensible que, cuando se encariñaba con alguien, quería dar lo mejor de sí para impresionar a ese alguien. Así que prefirió no cuestionarlo más y dejarlo trabajar, ya era de esas escasas oportunidades en que lo veía feliz, disfrutando lo que hacía.

— Está bien. Ya no te molesto más. Sigue haciendo lo tuyo.

— Gracias, mamá.

Dante preparó sándwiches con doble y jamón, con papas a la francesa y acompañados de soda de naranja, en vasos de vidrio.

El lugar dónde iba a ser su cita sería su casa del árbol. Colocó una pequeña mesa replegable con los almohadones uno frente a otro. La comida la puso sobre la mesa, tapada con papel aluminio y un pequeño jarró con una flor en medio.

Se duchó y se atavió con el traje alquilado. Se puso guapo para su amado. Tomó el teléfono y le marcó a su casa, ya que ya era la hora en que Mathías volvía a su casa después de la escuela.

Esperó. Un tono. Dos tonos. Tres tonos y la bella voz de Mathías fue música para sus oídos.

— Hola, mi amor —le dijo Mathías del otro lado del teléfono—. ¿Cómo amaneció la cosa más hermosa de este mundo?

— Ay, no digas eso o harás que me chivee o algo así.

— ¿En qué puedo ayudarte?

— Eh... quisiera saber si no estas ocupado y si podrías venir a mi casa a pasar el rato.