🌼Capítulo III | ¿Qué Somos?🌼

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"Es difícil estar seguro,
a veces me siento tan inseguro
y el amor, tan distante y oscuro
sigue siendo la cura".

Eric Carmen - All By Myself

Dante iba de camino a casa de Mathías, ya que este lo había invitado a su casa

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Dante iba de camino a casa de Mathías, ya que este lo había invitado a su casa. El hombre de negocios ya no era un problema para él. Es más, ya no se lo topaba y si ocurría le era indiferente, pero era en esporádicas ocasiones. Tocó a la puerta y fue recibido por Mathías quien le brindó un fuerte abrazo.

— Qué bien que si viniste —le dijo él.

— Por supuesto. Yo nunca te negaría una invitación.

Ambos ingresaron y, esta vez, Dante saludó como era debido a la madre de Mathías, llamándole "señorita" en vez de "señora". El hombre de negocios no se encontraba en casa por lo que no se lo topó. Se dirigieron al cuarto de Maty, que ahora tenía una mejor vista: repisas con libros y cómics, la cama centrada y una televisión con un reproductor de VHS instalado.

— Se ve mejor a como lo vi la última vez que vine.

— Sí. En mis ratos libres, terminé de desempacar lo que me faltaba. Lo arreglé como en mi anterior casa —Mathías se agachó para sacar algo de debajo de su cama, dándole el permiso a Dan de entrar a su cuarto—. Estuve guardando o, bueno, juntando algunas cosillas para cuando me visitaras —sacó una caja repleta de bolsas de papás, dulces, galletas y latas de refresco.

— ¿Enserio? ¿Para mí?

— Sí, bueno, para ambos.

— Gracias. No te hubieras molestado.

— No es ninguna molestia. Lo hago por ti, porque me interesa convivir contigo. Tú alegras mis días, Dan.

Las mejillas de Dante ardieron y se quedó sin habla. Las tiernas palabras de Mathías lo agarraban desprevenido porque, como nunca había recibido muestras de afecto que no fueran las de su mamá, se intimidaba o asustaba.

— Q-Qué bien. Oye, ¿Hace calor aquí o soy solo yo? —dijo Dan con una risita forzada.

— No sé. Tú dímelo —esa picardía no podía faltar en el hablar de Maty.

El silencio incómodo reinó ya que Dante no captaba, o lo hacia a medias, los coqueteos de Mathías. Entonces este último lo rompió:

— ¿Quieres ver una película?

— S-Sí. Me encantaría.

Así que Mathías rebuscó entre sus cosas, más específico, su colección de VHS's. Encontró una interesante, prendió el reproductor y la puso. Dante se sentó en la cama, pensativo, divagando.

— Listo. Ahora solo falta... ¡Ah, sí! Espérame un momento, Dan. Déjame ir por un tazón para poner ahí las papas, ¿Sí?

— Oh, sí, sí. Ve. Aquí te espero.

Mathías & Dante [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora