Capítulo 16

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Estos hombres vestían elegantes túnicas blancas que ondeaban con el viento, descendieron con suavidad en sus espadas, una vez que colocaron los pies en la tierra, toda la gente alrededor se quedó muda por la fascinación de tener enfrente de ellos a estos personajes que casi parecían divinidades...

El celular de Jiang Cheng sonó interrumpiéndolo brevemente de su lectura, al ver el número de su hermana, dejó su marcador improvisado –el boleto de tren— en la página que estaba leyendo.

—Hola, Jie ¿Cómo estás? ¿Todo bien?

—A-Cheng, estoy bien, gracias ¿y tú? ¿Ya vienes en camino?

—Mn, creo que llegaré en una hora.

—Me alegro...— Jiang Cheng frunció el ceño ante el ligero cambio de tono en la voz de su hermana, usualmente sería alegre respecto a su visita, pero en esta ocasión sonaba un poco angustiada.

—Jie, dime que ocurre...

—A-Cheng— suspiró la mujer al otro lado de la línea, — no es nada importante. Llega con bien, ¿de acuerdo?

—Está bien, no preguntaré aquí. Pero espero respuestas cuando llegue— Jiang Cheng no solía imponerse a su hermana, pero tenía un extraño presentimiento desde que había hablado con ella en la clínica. No deseaba verla mal y no poder hacer algo al respecto.

—Entiendo. Solo tendrás que esperar, ¿de acuerdo?

"Tendrás que esperar" Jiang Cheng entendía el doble significado de eso: no buscar respuestas ni reclamos en la fiesta.

—Si...

Después de un par de saludos más, Jiang Cheng colgó, mirando el libro ya sin ganas de continuar la lectura.

— Y realmente estaba entretenido— admitió para sí, guardándolo en su maleta dedicándose a mirar ahora el exterior, tratando de no sacar conclusiones precipitadas ante los problemas que estuviera teniendo su jie.

Han pasado quince años, espero que ese pavo real no haya hecho algo realmente estúpido— murmuró con rencor cruzándose de brazos.

...

—A-Cheng, A-Xian...yo... me voy a casar pronto.

Ambos niños miraron hacia su querida hermana con el rostro confundido, luego se voltearon a ver entre ellos. Finalmente, Jiang Cheng le preguntó.

—¿Casar? ¿Cómo mamá y papá?

—Jie, ¿nos vas a dejar? No, ¡no puedes casarte!

Jiang YanLi ocultó su sonrisa con la mano, negando con la cabeza.

—Así es, A-Cheng, me voy a casar como mamá y papá, pero eso no significa que los voy a dejar— dijo lo último mirando a Wei Wuxian, con una servilleta, se dedicó a limpiar la comisura de sopa de los labios de este.

Era divertido y un poco entrañable ver las reacciones de sus hermanos menores cuando les dio la noticia de su matrimonio, para compensar cualquier desagrado que estos tuvieran –sobre todo al comprender realmente con quien se iba a casar— decidió prepararles sopa de raíz de loto y puerco, la favorita de ambos.

—Tú serás una esposa— habló Wei Wuxian, como si desentrañara una gran incógnita— entonces el esposo es...

—Jin Zixuan— cortó Jiang Cheng tajante, su rostro enfurruñado le dijo a Jiang YanLi que el niño no estaba tomándolo nada bien.

—A-Cheng, A-Xian— los llamó con un tono gentil, —A-Xuan es un buen hombre, no sean tan duros con él.

Ciertamente, pedirles eso a sus hermanitos de nueve y diez años podría tomarse como un capricho hacia los chicos, lo cierto, era que, desde el primer momento en que supieron que este hombre algún día se casaría con su amada Jie, le tomaron aversión absoluta.

DEPARTAMENTO 35 A/BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora