Medel

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[Se hace difícil escribir sobre alguien a quien quieres tanto, pero siento que las manos se revuelven en llanto y que tus canciones amarradas con hilo resuelven el pavor del exilio]

Desconocidos,
andamos.
Septiembre desquiciado.
Te descubrí en nuestro momento de mayor apogeo, yo enganchada al amor y tú enamorado del sudor de nuestra profesión. Noches alcoholizadas en miradas resueltas y apuestas inciertas se hicieron paso en nuestras venas, yo vomitaba y me rendía, y tú te limitabas a mirarme con esos ojitos de fiera y a abrazarme para evitar el contacto de la soledad incierta.

Octubre aparecía con su peculiar humareda y tú y yo resucitábamos en camas deshechas, me acuerdo que te levantabas y volvías a nacer, me llamabas por mi nombre de pila, te maquillabas y salías a reconquistar a las plagas.

En noviembre volvimos y te quedaste a dormir por primera vez en mi casa, esa noche yo te filmaba mientras me tocabas las manos y cantabas en inglés una canción pausada, me sonreías (ebrio) y bailabas. Estuvimos así semanas, ajetreados con ideas de películas hambrientas, revolviendo las eras en busca de la inspiración verdadera.

Los siguientes meses fueron etéreos, yo me libraba de la soga y tú creabas inspiración invertida en mujeres heroicas. Una madrugada, borrachos de nuevo en mi casa nos revelamos nuestros secretos más ásperos, tiempo después te acostaste y yo me dediqué a observarte mientras escribía relatos inconclusos. Vi amanecer en la indiscreción de mi ventana, pude observar el tráfico lento de cualquier sábado por la mañana y no pensé que tiempo más tarde te irías y me encontraría tan fría en esta ciudad desierta y perdida.
Te echo de menos,
Madrid te echa de menos.

Moi-même ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora