👑 Bee doesn't like bees 🐙

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• B •

Hoy es un perfecto día soleado, con aire fresco y nada de pendientes para mi pulpito ni para mí. Este es el día en que, finalmente, Dallon y yo saldremos de casa, llevaremos nuestra canasta con comida al parque y realizaremos ese picnic que tanto he estado pidiéndole.

Él aceptó mi propuesta cuando le dije que compraría algunas latas de Dr. Pepper para él —que se volvieron sus favoritas desde que le di a probar distintas gaseosas— y que prepararía esos sándwiches que tanto le gustan. Dice que el sonido crujiente de la corteza del pan al morderlo le satisface y que la frescura de la lechuga y el tomate juntos le cosquillea en la boca hasta hacerlo sonreír; es tan raro como siempre, lo amo.

Como decía, el clima del exterior favorece a nuestros planes. Sin perder más tiempo, tomo la canasta entre mis manos y él carga con su sombrilla porque realmente le disgusta mucho el sol. Salimos y él cierra la puerta, al instante abriendo su sombrilla y protegiéndose de los rayos ultravioleta pese a que ya es demasiado con la camisa de manga larga que tiene puesta. Yo, en cambio, disfruto de esa ardiente sensación en mi piel que un primaveral día soleado provoca y camino gustoso por la acera unos pasos adelante del castaño hasta que nos detenemos en la esquina para tomar un taxi.

Tiempo después, ya estamos llegando al grande y alegre parque, buscando un buen sitio en el cual instalarnos cómodamente. Es una decisión que le dejo a mi hermoso novio y escoge un área rodeada de frondosos árboles en la que la luz del sol difícilmente llega a tocar el césped verde y limpio. Weekes extiende la manta en el suelo y se sienta a un lado mío, seguido de cerrar su sombrilla y dejarla descansar en el suelo.

— ¿Notaste que soy el único que trae sombrilla? — Pregunta mientras yo abro la canasta y comienzo a sacar las cosas.

— Sí, pero ¿qué importa?

— ¿La gente común no usa sombrillas en días de sol?

— Al parecer no.

— ¿Entonces me vi como un tonto?

— ¡Para nada, cariño! — Lo miro rápidamente, tomo sus manos y las acaricio. — Tú no eres el tonto, los demás lo son porque no se prepararon con una sombrilla. Cuando vuelvan a casa con la piel irritada, se darán cuenta de que debieron haber hecho lo mismo que tú.

Su sonrisita sólo me recuerda lo mucho que lo amo y no me quedo con las ganas de besarlo. Él corresponde en automático, haciéndome sonreír en medio del beso.

— Te amo demasiado, princesa.

— Y yo a ti, Dally. Ahora, pasando a lo importante, — Me separo un poco de él para continuar ordenando nuestro picnic. — traje la comida, algunos postres y un libro que Hayley me prestó para que lo leas en voz alta para mí. Lo harás, ¿verdad? — Pregunto con una mirada de cachorro, aunque está de más que haga eso porque sé que de todas maneras dirá que sí.

— Por supuesto, mi amor. — Lo sabía, pues mi pulpito está enterado de cuánto me fascina escucharlo leer. Es un poco gracioso porque a mí me gusta oírlo y a él le apasiona hacerlo, y a ninguno nos importa de qué trate el libro; lo que nos interesa son las palabras formales que salen de su boca con esa voz tan sofisticada y limpia que tiene. — ¿Puedes pasarme una Dr. Pepper de una vez, por favor? De pronto me sentí sediento. — Comenta.

— Claro, ya voy.

Hago lo solicitado y él agradece con una sonrisa. Afortunadamente, las latas aún siguen frías, por lo que estoy seguro que Dallon podrá refrescarse plenamente con su bebida favorita. No es de sorprenderse que esa sea su preferida, puesto que siempre le han gustado las cosas dulces y esa en especial tiene un rico sabor a cereza que mi querido adora. De hecho, es el sabor de helado que más consume en mi negocio.

Painting it pink OS •• BrallonTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang