👑 Old friends 🐙

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• B •

Suspiro relajadamente.

Hoy es un buen día: el negocio ha tenido buena ganancia, los clientes son tan pacíficos, el humor tanto de Hayley como el de Dallon están perfectamente, y yo estoy tan jodidamente contento y no sé por qué. Creo que la tranquilidad de la mañana y lo que va de la tarde ha influido en mí y me ha causado esta enorme satisfacción. No sabría explicarlo bien, pero me agrada. Me gusta estar así.

Justo ahora estoy en mi corto descanso, sentado en un banquillo alto al fondo del local. Observo desde aquí a Hayley llevando pedidos a las meses y regresando a los refrigeradores para, supongo, servir algunos helados más. Dallon se encuentra en el mostrador atendiendo, haciéndolo bien, creo, pues ningún cliente se ha quejado y él tampoco. Igualmente si ocurre un problema, tendré que saltar en acción para ayudar a mi sexy novio, tal como se ha hecho costumbre, y eso no me molestaría en absoluto.

Por lo pronto, me quedo aquí. En mis manos sujeto un pequeño tazón y una cuchara, la cual hundo en la crema helada que hay en dicho tazón y llevo enseguida a mi boca para saborear. No es por que yo lo haya preparado, pero este helado de fresa y plátano está delicioso, me encanta. Una sonrisa se forma en mi rostro mientras sigo comiendo y paseando mi mirada por mi alrededor.

Minutos más tarde escucho la campanilla de la puerta y sin evitarlo dirijo mis ojos hacia la persona que acaba de entrar. Es un hombre un poco alto —no tanto como Weekes—, de cabello oscuro y liso, ojos cafés medianamente hundidos y sonrisa de lado. Se ve amistoso, incluso saluda a Dallon al llegar al mostrador y le sonríe en amplio. No me extraña eso, mucha gente saluda a desconocidos por ser corteses, pero lo que sí me sorprende es que Dallon, quien no es de saludar a cualquiera, también le sonríe y saluda con naturalidad.

Tengo curiosidad por saber qué pasa y de qué empiezan a hablar.

No puedo escucharlos, no estoy lo suficientemente cerca como para ser capaz de hacerlo. Siento la sangre recorrer rápido en mis venas y más me hierve cuando veo que esos dos de allá ríen, y Dallon no le dice nada al otro por colocar una mano sobre su brazo. Esto ya es demasiado. O sea, ¿Dallon, el hombre al que no le gusta que cualquier extraño lo toque aunque sea apenas un roce por medio segundo, sigue riendo y hablando con ese tipo aunque lo toque? Increíble.

No pienso dejar eso así, pero estoy algo indeciso sobre acercarme a detener lo que sea aquello o no. Y como motivación a hacerlo, el chico con el que mi pareja habla mueve su pulgar sobre la tela del suéter de Dallon lentamente, como si lo estuviera acariciando. Eso no lo voy a tolerar. Además, ¿qué se cree ese idiota haciéndole ojitos a mi hombre? Está demente si cree que me quedaré acá solamente viendo.

Me levanto del asiento, camino hacia el mostrador y, antes de llegar con ellos, dejo el tazón y la cuchara sobre una mesa de atrás. Limpio el resto del helado de una de mis comisuras con la lengua mientras me acerco a aquel par y finalmente rodeo la cintura del ojiazul con un brazo.

— Listo, terminó mi descanso. Puedes tomarte un minuto, Dall, por mí no hay problema. — Digo manteniendo una sonrisa forzada; me gustaría mirar mal al sujeto extra, pero eso se vería demasiado obvio, ¿no?

— No lo sé, Bren. Estoy atendiendo a un viejo amigo de la universidad. — Me dice, logrando ponerme de malas, pero no lo dejo ver; mi sonrisa falsa aún tiene su lugar en mí.

— ¿Amigo, dices?

— Sí. Mira, él es Ryan Seaman. Ryan, él es Brendon, mi...

— Su novio. — Digo con orgullo. A duras penas ofrezco una mano al mencionado, quien para mi mala suerte tiene el mismo nombre que el idiota al que Dallon golpeó hace tiempo para defenderme de su maltrato, y no me agrada hacer contacto con él, pero vale la pena para hacerlo sentir más incómodo de lo que ya se ve que está. Al parecer le sorprendió saber quién soy, qué gracioso. — Mucho gusto, Ryan. — Digo con el disgusto escondiéndose bien en mi voz.

Painting it pink OS •• BrallonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora